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A sus 75 años y tras varios coqueteos largo tiempo atrás, Pedro Almodovar dirige por fin un largometraje en inglés y en EEUU (aunque esta producción sigue siendo española) y con un resultado que pese a estar alejado- una vez más- de sus mejores momentos no resulta nada desdeñable. El manchego desde principios de lo 90 y sin necesidad de cambiar sustancialmente su idiosincrasia de eminente componente hispánico se iba internacionalizando cada vez más en sus películas -algo perceptible principalmente en lo universal de sus temáticas- pero sin atreverse a dar el gran salto de rodar en el extranjero; con esta La Habitación de al Lado se permite enviar un mensaje lo más global posible sobre una temática tan controvertida como es la de eutanasia con, lógicamente, una preeminencia como telón de fondo y verdadero tema motor del filme de la muerte y la manera de enfrentarse a ella. Un cineasta veterano y además brillante como él parece el adecuado para dirigir una película de estas características (veánse acometidas anteriores como las de Clint Eastwood) pero pese a no ser ni mucho menos una obra deficiente La Habitación de al Lado peca de cierto conservadurismo y falta de riesgo real a la hora de plantear la historia además de no logar transmitir la emocionalidad de un tema de tal calibre. Eso si, Almodóvar demuestra una vez más su total maestría del guión cinematográfico (aunque últimamente se le nota bastante acomodaticio y formuláico) y su dominio de la dirección de actores, sea cual sea el idioma en el que ruede. Rodada en Nueva York y La Mancha (haciéndose pasar esta última por un pueblo de noreste USA), la cinta logra en todo momento y pese a algunas irregularidad mostrar el drama puro y duro en la relación de amistad de dos mujeres maduras: una, Martha (Tilda Swinton),reputada reportera de guerra con un cáncer terminal que sabe que le queda poco ya de vida, y otra, su amiga Ingrid (Juliane Moore), una exitosa escritora que distanciada años atrás de Martha se reencuentra con ella en tal situación suponiendo esto un total vuelco a su vida y a su percepción de si misma y de todo lo que le rodea. Ambas mujeres además de reestablecer su vieja amistad se verán condicionadas totalmente entre ellas cuando Martha le comunica a Ingrid que quiere quitarse la vida antes de que su enfermedad empeore y que sólo ella lo sabrá, con toda la carga emocional que supone esto para ingrid.
Había que acertar con las intérpretes y el cineasta de Calzada de Calatrava lo ha hecho de lleno: Tilda Swinton, que ya había trabajado con Almodóvar en el corto La Voz Humana- precisamente su primer trabajo en la lengua de Shakespeare- realiza un trabajo muy intenso y abrumador que resulta lo más conmovedor de la película aunque falte un punto de emocionalidad además de hacer también un sugerente doble papel mientras que Juliane Moore está muy resuelta y convincente como una mujer totalmente desorientada por una situación inesperada que le hace plantearse y replantearse muchas cosas. Como era de esperar, los mejores momentos son los que comparten ambas actrices y sus interacciones, con Swinton eso si acaparando con su carisma e imagen lo más llamativo del metraje. Como suele ser habitual en el cine de Almodóvar, los secundarios hacen intervenciones de carácter corta-pega pero con mensaje y significación, aunque esta vez lo que aportan es más bien poco: John Turturro y Juan Diego Botto cada uno se encuentran desiguales, el primero da prestancia a un personaje especie de consciencia de la situación socio política actual pero sin salir de lo previsible y el segundo manda un mensaje antibelicista que se irá desarrollando a lo largo del filme pero ni su papel ni su discurso llegan a ser preeminentes en la película.
En su segunda mitad el filme parece encaminarse a sus mejores momentos pero por una cosa u otra no termina de despegar, lo que no impide que allí encontremos el drama con mensaje propiamente dicho en todo su esplendor, lo cual el espectador agradecerá aunque se quede al final con la miel en los labios. Buenos diálogos, intimismo muy bien llevado, imágenes poderosas, Almodóvar sigue manteniendo y en su madurez reforzando sus ya estandarizadas señas de identidad aunque los resultados no alcancen del todo propósitos ambiciosos y honestos sobre todo en la temática. La Habitación de al Lado no estará entre lo mejor del director pero debes ser valorado en su justa medida un esfuerzo tardío pero sugerente y lúcido.