martes, abril 14, 2015

El Aparatito Lumiere PASOLINI / LA HISTORIA DE MARIE HEURTIN (MARIE HEURTIN)



PASOLINI

 
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En noviembre de 1975 Pier Polo Pasolini, cineasta, ensayista, novelista, poeta, filósofo, columnista de prensa e intelectual italiano fue encontrado muerto en la playa romana de Ostia a los 53 años con signos de violencia. Terminaba así la sinuosa, controvertida y comprometida vida de unos de los creadores fundamentales de la historia del séptimo arte y de una de las figuras más prominentes e influyentes de la cultura europea del siglo XX. El creador de filmes tan singulares como Accatone (1961), El Evangelio según San Mateo (1964), Edipo Rey (1966), Teorema (1967). Medea (1969), la trilogía clásico erótica formada por El Decamerón (1971), Los Cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974) o Saló o los 120 días de Sodoma (1975) se ve homenajeado cuarenta años después de su muerte por un curioso discípulo indirecto, el hábil director norteamericano de origen italiano Abel Ferrara, prolífico cineasta independiente con variedad de registros y géneros en donde destacan películas que marcaron el cine indie americano de los 90 como Teniente Corrupto, The Addiction o El Funeral. Ferrara se ha trasladado al país de origen de sus antepasados para rendir pleitesía al maestro boloñés con un biopic inteligente y no al uso que centrado precisamente en los últimos días de Pasolini trata de hacer un básico pero revelador retrato del ideario y de las motivaciones  intelectuales, estéticas, filosóficas y creativas del director pero sin caer en el academicismo ni en la pedantería y esforzándose en ofrecer un producto más o menos atractivo a  aquellos que no sean seguidores de Pasolini o que ni tan siquiera estén familiarizados ni con su figura ni con su obra. Lo consigue, aunque este no sea ningún filme comercial, gracias a la combinación de diferentes elementos muy bien dispuestos durante todo el metraje (narración convencional, película dentro de una película, poesía y simbología visual de clara inspiración pasoliniana, guiños y manierismos varios al universo del director italiano), y todo siguiendo esforzadamente los cánones cinematográficos del propio escritor y cineasta homenajeado (neorrealismo italiano renovado, escenas impactantes, tremendismo conceptual, conflicto tesis-antítesis en determinadas escenas, poesía visual) mientras que los intelectuales se exponen de sabia manera a lo largo de toda la película mediante recreaciones visuales de novelas y películas no realizadas del creador, recreaciones de entrevistas y sobre todo en  momentos narrativos concretos. No obstante que nadie se espere una biografía exhaustiva en el tiempo de Pasolini, ya que aunque esta daba para una película Ferrara se ha centrado en las últimas horas del autor pero eso sí, sin dejarse ninguna clave sobre su persona en el tintero.

Rodada en inglés y en italiano con un reparto internacional pero en su mayoría italiano en régimen de coproducción entre Italia, Francia y Bélgica, Pasolini triunfa gracias a su honestidad y su afán por huir del morbo fácil y del sensacionalismo, algo a lo que se prestaba inevitablemente el personaje central. El norteamericano Willem Dafoe- el vivo retrato del autor boloñés- interpreta con convicción y sobriedad al controvertido cineasta dando todo un recital desde el principio hasta el final de la cinta. Pier Paolo Pasolini, fue ante todo un hombre preocupado por la sociedad de su tiempo y por su evolución, influido siempre por su ideario comunista marxista radical y por sus convicción de que la sociedad burguesa occidental necesitaba un cambio total, una revolución social y moral, algo que siempre reflejó en su obra cinematográfica y literaria echando mano del simbolismo y la metáfora y siempre criticando a la burguesía y a la moral tradicional trasgrediendo muchas veces dicho concepto ofreciendo en sus obras situaciones y comportamientos al limite de lo permitido que le trajeron no pocos problemas y agrias polémicas. En ese sentido, su condición de homosexual le condicionó en su ideario filosófico, ético y estético y en su carácter conflictivo y rebelde, así como su un tanto peculiar visión de la sexualidad también resultó polémica y bastante influyente en el desarrollo del erotismo en el cine. Todas estas claves aparecen en esta película, un soberbio trabajo cinematográfico que brilla en momentos como la recreación cinematográfica de una novela inacabada del autor o en el  plasmación postuma apócrifa gracias a Ferrara de unos fragmentos de lo que debía de  haber sido la siguiente película de Pasolini tras la controvertida Saló, con su muso Ninetto Davoli interpretando a otro de sus actotes fetiche Eduardo De Fillipo dando vida a su vez a Epifanio, un peculiar sujeto dispuesto a encontrar el paraíso acompañado de un ángel gay interpretado en la peli recreada por el joven Ninetto Davoli de este biopic, interpretado a su vez por Ricardo Scarmacio. Especialmente recomendable para cinéfilos de pro y amantes de biografías de personajes más que significativos. 



LA HISTORIA DE MARIE HEURTIN


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Se corre de nuevo el riesgo de que una gran película pase injustamente desapercibida, tal es el caso de esta excelente cinta francesa rodada con delicadeza, buen hacer y una total credibilidad en su manejo del melodrama y la historia de superación personal. Se nos muestra una poco conocida historia real sucedida en Francia a finales del siglo XIX que remite al  tema de la educación exitosa de una persona sordociega: efectivamente, un relato que evoca inevitablemente a la conocidísima historia de la escritora y política sorda y ciega Helen Keller y al aprendizaje recibido en su infancia por su institutriz Anne Sullivan, un tema que dio lugar al filme El Milagro de Ana Sullivan (1962) de Arthur Penn. Pero la historia que nos ocupa, acaecida poco después del primer contacto de Sullivan con Keller, poco tenía que envidiar a aquel caso aunque la joven sordociega protagonista de este relato, -la Marie Heurtin del título- falleció joven y por ello no alcanzó la notoriedad de Helen Keller. Los franceses, chauvinistas que son ellos, han redescubierto el potencial dramático de este caso (pionero además en muchos aspectos de la educación de las personas sordociegas) y nos lo muestran ahora en forma de bella y sensible película circunscrita a un espacio único bastante concreto - un internado para niñas sordomudas regentado por religiosas- pero con una narración prodigiosa y verista y una fotografía pulcra y con propensión cromática al verde de los jardines y al gris y blanco de los interiores del internado. Una curiosa traslación en imágenes del naturalismo literario decimonónico pero todo contado con un lenguaje para todos los públicos.

Isabelle Carré interpreta a la hermana Marguerite, una joven monja encargada del huerto del internado para chicas sordas que enferma de tuberculosis fija su objetivo en lo poco que ella intuye que le queda de vida en que Marie (Ariana Rivoire), una adolescente de 14 años que llega al centro siendo ciega además de sorda, se convierta en una chica normal capaz de comunicarse y de expresarse. La tarea no es nada fácil y la hermana Marguerite no recibe el total apoyo del resto de monjas y de al madre superiora, pero utilizando imaginativos recursos y persistiendo logrará importantes avances en lo que una vez fue una criatura prácticamente en estado salvaje. Una puesta en escena sobria pero con bellas imágenes y un matizado detallismo descriptivo son el fondo en el que se mueven unas interpretaciones soberbias especialmente por parte de las dos protagonistas. La jovencísima Ariana Rivoire, solo sordomuda en la vida real, realiza un estupendo trabajo que llega a enamorar al espectador por su total verosimilitud y por su prestancia delante de la cámara. Una película para amantes de las historias humanas emotivas y poderosas.