jueves, abril 28, 2022

EL HOMBRE DEL NORTE (THE NORTHMAN)

 

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Al no caer en ni la comercialidad ni en las reiteraciones del cine-espectáculo de acción actual, se puede decir que Northman resulta un intento muy loable de elevar la aventura épica a niveles digamos que altos en cuanto a sentido del riesgo y de cierto sentido artístico, pero no es menos verdad que el nivel de calidad, pese a que alto, en este filme podía haber llegado a cotas superiores y en ese sentido puede que resulte un tanto decepcionante. Esta adaptación de una antigua leyenda germanonórdica, eso si, resulta visualmente impactante gracias a unas imágenes semioníricas captadas en tonos apagados y composiciones pictóricas de cierto regusto arty y la historia está contada sin dulcificaciones ni efectismos tal y como la mitología indoeuropea narra sus historias (muertes, combates, pasiones primarias), pero el conjunto resulta un tanto basto y demasiado farragoso. Es muy posible que parte del público espere otra cosa de este filme en cuanto a su accesibilidad pero otra parte disfrutará de su notable sentido épico, la rotundidad medieval con que trata sus temas (la venganza, el odio, el deseo) y en definitiva el ser una visión digna del mundo vikingo y de sus mitos. Rober Eggers, director de las prometedoras La Bruja (2015) y El Faro (2019) quiere demostrar que dentro del cine de género es un autor y lo cierto es que lo está consiguiendo pese a que The Northman no sea una obra maestra.

Pese a que los autores del guión- el propio Eggers y el polifacético escritor y poeta Sjón- se esfuerzan por contar una leyenda con todas sus características de narración antigua nórdica (y de la que Shakespeare tomó inspiración para Hamlet) toda la película rezuma cierta modernidad en cuanto a su presentación formal: uso de imágenes generadas por ordenador, un look a veces de cómic contemporáneo de autor o ciertas audacias de montaje; todo ello al final combinado tal vez termina por desvirtuar la emoción de la historia y su credibilidad y este es el punto débil de la cinta: no llega a emocionar ni a entusiasmar. Si, La fotografía de Jann Blaschke es sensacional, el elemento natural paisajístico cumple un papel fundamntal y esta captado como corresponde, y la música de Robin Carolan y Vessel- inspirada en la música tradicional nórdica- es sobrecogedora lo mismo que el sonido del filme, pero la película está falta de cierta pasión, algo irónico ya que este es un pequeño tratado de sentimientos primarios humanos. Pero claro, no hay que olvidar que pese a ser una producción estadounidense este es un trabajo que trata de penetrar en el espíritu noreuropeo, que no se caracteriza precisamente por su fogosidad.  

The Northman trabaja con un reparto competente encabezado por Alexander Skarsgard como Amleth, el legítimo aspirante al trono desheredado por su tío Fjölnir (Claes Bang) quien a matado al padre de Amleth, el rey Aurvandill (Ethan Hawke) y ha tomado por esposa a la viuda de este y madre el héroe, Gudrún (Nicole Kidman). Dado por muerto y en la edad adulta convertido en un esclavo guerrero bajo otra identidad, Amleth jura venganza en un entorno de odio, sangre, traiciones, misticismo y pasión guerrera, mientras la esclava eslava Olga (Anya Taylor-Joy), una hechicera, será la aliada y amada del protagonista. No faltan múltiples y explícitos momentos gore y sanguinolentos filmados sin remilgos, ni tampoco elementos fantásticos en forma de acontecimientos mágicos y extraordinarios y personajes y tropos de la mitología germánica dentro de un conjunto que no será plato de todos los gustos. Sin embargo, es bueno encontrarse con películas de acción, aventura y fantásticas diferentes y este filme lo es y cumple.

lunes, abril 25, 2022

ARTHUT RAMBO


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El mundo de las redes sociales poco a poco se va convirtiendo en surtidor temático de la gran pantalla y tal y como se muestra en este hábil filme francés permite algunas innovaciones estilísticas y narrativas que añaden interés a la película en cuestión, aunque lo cierto es que el argumento de Arthur Rambo (inspirado en un hecho real) ya de por sí e incluso sin su contexto sociotemporal resulta sugerente como una cruda historia de ascenso, error y caída. De todas formas resulta inevitable el asociar el momento actual plagado de temas tan variados como el auge de la cultura de la cancelación, el poder de las redes, el ascenso de la intolerancia derechista en Europa y la cultura del éxito con el hilo argumental del nuevo filme de Laurent Cantet (Recursos Humanos, La Clase, El Taller de escritura) que sin ser una obra maestra demuestra que el cineasta es un maestro a la hora de retratar las miserias del tiempo actual además de ser uno de los mejores directores franceses del momento.

Con escasa duración y en un marco temporal de poco más de 24 horas, el filme muestra la repentina angustiosa situación del escritor Karim D (Rabah Nait Oufella) un joven de origen argelino que acaba de triunfar en el mundo literario con una novela que cuenta la historia de su madre, una inmigrante que pasó penurias en su viaje y llegada a Francia; pero justo en la noche de una fiesta en su editorial para celebrar el éxito de su obra recién publicada en diferentes redes de de Internet salen a la luz unos mensajes y tweets homófonos, machistas, xenófobos y antisemitas que él mismo escribió tiempo atrás con el pseudónimo de Arthur Rambo. En pocas horas las noticias llegan a su entorno (editorial, representante, pareja, familia, amigos) y se pide su cabeza en toda Francia pasando a ser de héroe y espejo de una nueva generación de jóvenes franceses a un ser despreciado y odiado. Una parábola de la velocidad con la que todo ocurre en el mundo actual por obra y gracias de Internet pero que además abre otros muchos debates como la sinceridad de lo que se dice en las redes sociales, la fabricación de nuevos mitos o la cultura del odio. El filme no obstante no trata de establecer ninguna conclusión sobre el provenir de Karim ni tampoco concluye sobre la real motivación del joven en su pasado como agitador en redes sociales dejando todo en un limbo en teoría suponible por el espectador, un recurso tal vez hábil y oportuno, algo que no se puede decir de la falta de concreción de la historia en algunos momentos y de lo poco convincentes que resultan los encuentros que deberían de ser los más significativos, como los del protagonista con su madre y su hermano.

Puede que ahora mismo Arthur Rambo sea un filme que pase desapercibido en las pantallas de fuera de Francia, pero posiblemente se convierte en una película de miniculto. Es posible también que algunos esperasen algo más de Laurent Cantet, pero no hay que obviar que tiene mucho mérito un trabajo en donde los mensajes electrónicos tienen un amplio protagonismo narrativo (mostrándose casi continuamente en pantalla) y en el reducido marco temporal obliga a un afinamiento de la presentación de las situaciones y de los diálogos: solo por eso la película ya merece bastantes elogios.