martes, junio 12, 2018

JURASSIC WORLD: EL REINO CAIDO (JURASSIC WORLD: FALLEN KINGDOM)



 * y 1/2
 
Las operaciones de los reboots y de las resurrecciones tardías de franquicias a mi por lo menos no terminan de convencerme. Ya fue totalmente innecesario continuar la exitosa saga de los 90 Jurassic Park, creada literariamente por el desparecido Michael Crichton  y cinematográficamente desarrollada y ampliada por Steven Spielberg, y su estiramiento poco favor hace a aquel curioso pero un tanto simple relato de los peligros de la manipulación genética y de la resurrección de especies extinguidas, algo de lo que Spielberg y su productora Amblin parecen por cierto no haber tomado nota. Lo cierto es que Jurassic World: Fallen Kingdom, es la peor entrega de la saga en donde de nuevo todo el filme está no ya solo supeditado a los efectos especiales que reviven una interesante catálogo de especies dinosáuricas sino también a una acción predecible, tontaina, barata y sin sentido que no olvidemos en la primera Jurassic Park (1993) está más comedida y mucho más conseguida y sugerente. El filme que supone el esperado debut en Hollywood de J.A Bayona es un pequeño fiasco que no debe ser óbice para que el realizador catalán continúe creciendo en la meca del cine, aunque la incógnita de si puede llegar a ser un autor o un simple director de encargo esté aún por despejar. Con todo, el esfuerzo y la habilidad de Bayona en este filme son más que correctos aunque al fin de cuentas tenga de supeditarse a las exigencias de Spielberg, en este filme eminentemente comerciales.

Con respecto a Jurassic World: El Reino Perdido (2015) repiten Bryce Dallas Howard como Claire Deaning, antigua gerente del parque Jurassic World aquí reconvertida en una líder activista en contra de la no exterminación de los dinosaurios abandonados a su suerte en Isla Nubla tras el desastre de Jurassic World, y Chris Pratt como Owen Grady, el simpático caradura entrenador de velocirraptores que decide ahora acompañar a Claire y su organización en una supuesta misión de salvamiento de los dinosaurios de la isla promovida por el millonario Ken Wheatley (Ted Levine), protegido de un antiguo colaborador de Hammond, el fundador del parque Jurásico, Benjamin Lockwood (James Cronwell). Por supuesto, dicha operación no será lo que parece. A partir de allí ataques, persecuciones y pixels a mogollón y una historia de nuevo repetitiva y para colmo demasiado infantilizada con su facilón mensaje de lo malo que es que el ser humano se comporte como un dios. Hay tramas que además de tontas se pierden malamente en la historia (la nieta de Lockwood y su extraño origen), personajes muy tópicos (los empresarios y capos mafiosos varios del final del filme, villanos de chichinabo hechos con manual, por no hablar del que interpreta Toby Jones) y un climax final flojo no, nefasto. Se salvan los efectos especiales y la buena puesta en escena. No sería mala idea no prolongar mucho esta franquicia.