jueves, junio 01, 2017

ALIEN: COVENANT



 
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La resurrección de la franquicia Alien con su creador Ridley Scott como abanderado del nuevo proyecto no está resultando. Ya hace cinco años Prometheus, sin ser un filme de ciencia ficción deficiente no alcanzó los niveles que se le presuponían a una precuela de Alien, ahogada en una ridícula pretenciosidad filosófica a veces metida con calzador que en esta continuación de aquella- y de nuevo, otra precuela de la película original- curiosamente se diluye para caer malamente en un filme de terror y acción más que si bien sabe homenajear con todas sus concomitancias estilísticas, narrativas y mitológicas al siempre sugerente concepto original de la bestia extraterrestre cuyo única vía de expresión vital es la depredación, no consigue ser nada que haga justicia a aquel gran clásico del cine de terror y fantástico que fue Alien El Octavo Pasajero. Por si fuera poco, gran parte de los conceptos más originales y atractivos de Prometheus, los concernientes a los alienígenas gigantes humanoides conocidos como Ingenieros aquí apenas pasan advertidos. Ridley Scott, hiperactivo últimamente a sus 80 años, parece estar convencido de que filmando un filme tras otro su prestigio se mantiene. Pues no. Mejor no hacer memoria para no recapitular que películas de Scott de los últimos 15 años son grandes películas.

Aunque al igual que en Prometheus nos encontramos ante un descomunal esfuerzo de diseño de producción y una estética que homenajea muy bien a la iconografía del desaparecido H.R Giger, el creador visual del extraterrestre, otra vez la historia echa mano del pastiche, el autoplagio y el remix  y en ese sentido la sensación de deja vú es constante. Aunque teóricamente esta historia debería enlazar directamente con el primer Alien, da toda la sensación de que aún queda un eslabón por contar y el fan de la saga se sentirá un tanto confuso. Pese a la espectacularidad de los efectos especiales y el amplio muestrario de variaciones del alien anteriores a su legendaria encarnación- muy bien resueltas y también curiosa aunque un tanto vaga y contradictoria la ilustración de su proceso evolutivo – un guión poco apasionante y sin verdadero factor sorpresa se encarga en hacer caer a esta Alien: Covenant en la mediocridad, algo a lo que contribuye un reparto que actúa de la manera más rutinaria posible: si la tripulación del Nostromo levantase la cabeza. Solo Michael Fassbender, el único que repite de la anterior entregajunto con el fugaz Guy Pearce, se encuentra a la altura de las circunstancias esta vez como auténtico protagonista de la historia en un más que logrado doble papel como David, el androide que vimos sobrevivir en Prometheus, y Walter, una nueva versión del mismo que capitanea el viaje de hibernación de la nave Covenant, en donde 15 tripulantes, 2000 colonos de ambos sexos y varios millares de embriones se encuentran realizando un viaje de varios años para colonizar el planeta Origae-6. James Franco, Billy Crudup y Katherine Waterston como una nueva heroína femenina hacen lo que pueden como algunas de las potenciales víctimas de los xenomorfos, pero la credibilidad casi brilla por su ausencia. Como en casi toda la película.

lunes, mayo 29, 2017

Z LA CIUDAD PERDIDA (THE LOST CITY OF Z)






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Trata de parecer un intento de recuperar el cine de aventuras exóticas esta esforzada producción basada en acontecimientos reales históricos pero podemos decir que en realidad estamos ante un drama con trasfondo psicológico y épico cuyo mensaje es tan claro como poco confortante: el idealismo a veces puede ser fatal y adentrarse en lo desconocido casi siempre trae funestas consecuencias. La historia de Percy Fawcett (1867- supuestamente 1925), geógrafo y explorador británico que dedicó gran pare de su vida a buscar en la selva brasileña un supuestamente existente ciudad perdida que él llamó Z, repleta de oro y riquezas al estilo de El Dorado. El escasamente conocido Charlie Hunnan da vida con firmeza y credibilidad al explorador, un prototipo de aventurero de la época del colonialismo cuyo afán de encontrar todo tipo de riqueza en lejanas y exóticas tierras era común entre muchos geógrafos, políticos, científicos y empresarios de principios del siglo XX. Con una suntuosa fotografía que brilla especialmente en las escenas de la jungla y una puesta en escena cuidada y muy bien engarzada con el sentido de la narración que mezcla la épica y el drama personal, se perciben ecos de las epopeyas anticolonialistas de Joseph Conrad y un cierto tono de crónica antiheróica muy bien diseñada gracias al fascinante tratamiento que se hace de una figura tan inusual como al de Percy Fawcett, un hombre obcecado en su loca e imposible empresa que trataba desesperadamente de no descuidar a su familia aunque sus largas ausencias hacian de esto algo imposible.     

La segunda mitad del filme decae bastante y se echa en falta una culminación de la historia con algo más de chicha y menos desidia, ya que la caída en lugares comunes se hace demasiado evidente. La presencia en el reparto del jovencísimo Tom Holland (el inminente nuevo Spider-Man) como el hijo de Fawcett que a pesar del escepticismo termina embarcado en la larga y loca aventura de su padre y de una poco convincente Sienna Miller como la sufrida esposa del explorador aportan momentos de drama familiar desigualmente resueltos. Con todo, siempre es gratificante que hoy en día se sigan haciendo películas como esta aunque no sean especialmente memorables.