lunes, octubre 07, 2019

MIENTRAS DURE LA GUERRA


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Aunque a priori no prometía demasiado una película sobre la historia contemporánea española firmada por un director irregular, embaucador y efectista como Alejandro Amenabar lo cierto es que esta crónica de los prolegómenos de la Guerra Civil española no esta del todo mal aunque este repleta de concesiones y varias irregularidades. En palabras del director madrileño se ha pretendido hacer una cierta reflexión sobre los males congénitos de la política y de la sociedad española (enfrentamiento irreconciliable entre izquierda y derecha, envidias, recelos, enfrentamientos, corrupción de la clase política) y mostrar el origen y apoteosis de ese problema aún no resuelto de las dos Españas, pero mientras que el segundo objetivo se cumple sin más (por que al fin es algo que ha aparecido a lo largo del tiempo en obras de todo tipo) el primero, tal vez algo ambicioso, se le queda corto a un director de recursos limitados para el drama como es Amenabar. Es cierto que se ha acertado  de pleno en la elección del momento, el espacio y los acontecimientos históricos concretos (los primeros compases de la sublevación militar del ejercito nacional en verano de 1936 y su profunda repercusión en la Salamanca universitaria) así como en el personaje central, el filósofo y escritor bilbaino Miguel de Unamuno (1868-1936) a la sazón rector de la Universidad de Salamanca y cuya figura y biografía daría para una película exclusivamente centrada en el, pero todo se presenta de manera demasiado convencional, con un ritmo narrativo propio de telefilme y una tensión dramática insuficiente para una historia de estas características. A su favor no obstante se encuentra una cuidad puesta en escena (magistral reconstrucción de la salamanca de 1936), una ambientación meticulosa y varios personajes muy bien presentados, aunque otros bastante menos y con bastantes fallos de bulto. Es evidente que Amenabar no es tan buen director como gran parte del público y bastantes críticos piensan sino que se trata de un hábil realizador de cine comercial cuyo principal fuerte fue el cine de género fantástico pero que ha debilitado su reputación con dudosas superproducciones o filmes de terror del montón. Aquí pese a todo se ha redimido a medias con una producción creíble y sensata que al final resulta más bien una película histórica esforzada más que la profunda reflexión ideológica que prometía.



Aunque Unamuno es el personaje alrededor del cual pivota la historia y sus últimos días marcan el corsé narrativo del filme, se ah querido dar importancia a otros personajes claves de aquel momento inicial de la contienda civil española y en el batiburrillo de la deriva ideológica que marcó las injusticias del franquismo: Franco, Salvador Vila-Hernández y sobre todo Millán-Astray tienen su significación en la historia aunque a veces se eche en falta mayor relieve y cierta coherencia dramática. Unamuno aparece muy bien retratado en sus perennes contradicciones ideológicas que en sus últimos años a partir de la proclamación de la República se acentuaron hasta el paroxismo: de ser republicano acérrimo pasó a repudiar la república española por su antirreligiosidad y sus incoherencias políticas para luego financiar y apoyar la sublevación militar derechista de 1936 aunque finalmente se arrepentirá ante su carácter irracional y fascista. Así, aunque Karra Elejalde – muy bien caracterizado aunque decididamente su físico y su voz no son nada unamunianos- hace un estupendo trabajo como el pensador vasco este Unamuno no deja de ser el típio personaje de biopic y la verdad es que le falta ese punto atormentado que siempre se ha asociado a este escritor lo que no impide interesantes momentos de intensidad dramática en algunas de sus secuencias. El resto del reparto cumple muy bien aunque los personajes son muchas veces un quiero y no puedo: Eduard Fernández (un Millán-Astray cabroncete y sibilino), Patricia López Arnáiz (María, la hija de Unamuno, un personaje presentado de manera muy convencional), Luis Zahera (el pastor protestante en Salamanca Atilano Coco, amigo de Don Miguel), Santi Prego (un Francisco Franco muy manido), Mireia Rey (Carmen Polo), Luis Bermejo (Nicolás Franco) o Carlos Serrano-Clarck (un descubrimiento este actor que interpreta al discípulo rebelde e izquierdista de Unamuno Salvador Vila Hernández). Los momentos de denuncia histórica más o menos logrados se alternan con prescindibles instantes de sensiblería que lastran la coherencia de la película, y en ese sentido el momento culminante, el del famoso discurso en el paraninfo de la Universidad (más o menso como lo hemos leído en los libros de historia independientemente de su exactitud o no) es intenso y emotivo pero no aporta las aristas que se suponen a una gran película y mucho menos con sus pretensiones. De momento es uno de los filmes españoles mas taquilleros del año, al menos a ver si sirve para que se conozca un poco mejor la historia española del siglo XX.