sábado, noviembre 17, 2012

LEWIS CARROLL IN WONDERLAND: CIRCUNSTANCIAS, MITOS, ENIGMAS Y PARADOJAS DE UN GENIO (y II)




 ¿Quién arrancó las páginas?

La vida y semblanza de Lewis Carroll ha sido descrita a lo largo del tiempo por bastantes biógrafos y críticos como “absurda”  y propia de una personalidad infantil: básicamente, se ha hablado de un sujeto inmaduro, obsesionado con los cuentos, canciones y entretenimientos de los niños, incapaz de mantener relaciones con  mujeres adultas y con una lógica de la vida bastante ridícula y extravagante (esto último esta basado burda y únicamente en sus disertaciones sobre el absurdo expuestas en obras como los dos libros de Alice y en otros escritos, y no en episodios reales de su vida). Parece como sí personajes como el Mad Hatter de Alicia fuesen trasuntos reales del propio Carroll o incluso el escritor hubiese vivido perpetuamente en un Wonderland existente solo en su mente, pero nada de esto parece ser cierto. Como también son infundadas las acusaciones que se le han hecho tras su muerte de pedófilo, principalmente por sus fotografías de niñas desnudas y por la amistad que mantuvo con la pequeña Alice Lidell, de la que se llegó a decir que estaba enamorado y que incluso pidió a su familia matrimonio cuando esta apenas contaba con once años de edad. Todas estas afirmaciones forman parte del llamado “mito de Carroll”, un conjunto de creencias sobre el escritor y matemático que durante años se han mantenido como ciertas pero que desde finales del siglo XX se han dido desmontando y demostrando su falsedad. La supuesta pedofilia de Lewis Carroll y su presunta extraña relación con Alice Liddell y con otras niñas siempre han sido por su sensacionalismo el material más jugoso, polémico y explotado de todos los mitos relacionados con el escritor y de hecho la imaginación siempre ha corrido rauda y veloz en este tema concreto por un simple afán morboso alimentado por  historiadas y un tanto inquietantes fotografías de niñas y jovencitas en poses manieristas, dedicatorias en versos acrósticos y diarios con páginas perdidas.

Alice Liddell (foto de Carroll)
Una cosa es cierta: se desconocen por diferentes motivos bastantes detalles de la vida de Lewis Carroll, y esto lógicamente ha abierto para biógrafos y estudiosos la caja de las especulaciones. Así mismo, hacia 1863 Lewis Carroll rompió relaciones con los Liddell sin que se haya sabido nunca el motivo exacto. Pese a que el escritor dejó constancia de sus vivencias en diarios escritos durante varios años, como hemos dicho antes los registros de ciertos años se encuentran parcialmente perdidos: faltan cuatro volúmenes completos del periodo de juventud de 1853-1863 y en más de una decena de otros diarios completos de ese periodo varias hojas fueron arrancadas. Se desconocen los motivos exactos de esas ausencias, pérdidas, eliminaciones o lo que sea en un periodo en el cual Charles Lutwige Dodgson compartió felices momentos con al familia Lidell, comenzó su carrera literaria, sufrió crisis espirituales derivadas de un ejercicio eclesiástico con escasa convicción y comenzó a concebir el universo de Wonderland.  Aunque es posible que esas crisis filosófico-religiosas tengan algo que ver con la eliminación de algunas páginas esto no está demostrado, así mismo la desaparición completa de volúmenes que abarcaban varios meses es absurdo determinar que fue deliberada ya que su extravío ha podido ser perfectamente accidental. En todo caso, siempre se ha especulado si esos registros diarios perdidos tenían alguna relación con cierta atracción amorosa que Carroll hubiese tenido con Alice Lidell, pero no hay nada que lo demuestre. Varios autores han especulado con que la página perdida correspondiente al 27 de junio de 1863 corresponde al día en el que el escritor de 31 años pidió a los Liddell la mano de su hija de 11, una concepción que se ha extendido enormemente durante el siglo XX hasta el punto de ser considerada por muchos por cierta. No hay nada sin embargo que apoye dicha teoría, que dicho sea de paso ha servido para explicar el aún misterioso fin de la amistad de Lewis Carroll con los Liddell. 


A Long Tail

En 1996 se descubrió un escrito en los archivos de la familia Dodgson, atribuido a una mano diferente a la Carroll, que resumía aparentemente el contenido de algunas páginas de diarios perdidas correspondientes a junio de 1863: allí se decía que la Señora Liddell había advertido a Carroll que circulaban rumores de una relación con la institutriz de la familia y con Ina (Lorina Jr.), la hija mayor. Todo esto es muy probable ya que, pese a lo que popularmente se cree, Carroll fue un Don Juan al que se atribuyen romances con mujeres casadas algo que escandalizó a la opinión pública victoriana y que de alguna manera también avergonzaba internamente al propio autor que apenas dejó constancia de estos affaires en sus diarios, probablemente atormentado por su torturado cristianismo y por su condición de clérigo. Es muy posible que estos rumores (no se sabe si ciertos o no) fuesen una de las causas del fin de la amistad de Carroll con la familia del Decano de Church Christ, así como también se ha especulado que entre las causas se encuentre un flirteo del escritor hacia Lorina Liddell Sr, pero en todo caso este documento no demuestra en absoluto que Alice fuese la causa de dicha ruptura.                   

Foto de Beatrice Hatch por Lewis Carroll coloreada (1873)
La supuesta pedofilia de Lewis Carroll no solo nunca ha sido demostrada sino que posiblemente nunca existió. El argumento de las fotografías de desnudos de niñas siempre ha sido el más defendido entre los partidarios de tal afirmación, pero el desnudo artístico, incluso el infantil, era una tendencia aceptada en la sociedad inglesa victoriana especialmente entre los círculos artísticos más innovadores y eran muy habituales las tarjetas artísticas con fotografías de niñas desnudas en la segunda mitad del siglo XIX. También es evidente por diferentes testimonios que contrariamente a lo que se piensa Carroll si estaba interesado en las mujeres adultas, tal y como hemos visto, manteniendo durante su vida varias relaciones amorosas con mujeres tanto solteras como casadas aunque nunca las propusiese matrimonio (a las solteras, claro) por motivos que se desconocen exactamente aunque tal vez incluyesen el célebre tartamudeo ocasional del autor. Con todo, tras su muerte su familia se encargó de ocultar esos affaires dando la impresión de que Carroll no había mantenido ninguna relación amorosa con ninguna mujer. Y otra cosa es cierta: Lewis Carroll adoraba a los niños y niñas, hasta al extremo de considerar a estos como pequeños amigos. Al artista le encantaba divertir y entretener a hijos de amigos y vecinos con sus juegos, chistes, representaciones y adivinanzas, así como disfrutaba dando clases de lógica y matemáticas a los niños retándoles con enigmas y acertijos numéricos que desarrollasen su inteligencia pero nunca ha habido constancia de que tuviese atracción sexual ni amorosa hacia ningún infante. Su amistad con Alice Liddell fue muy grande como fácil se puede deducir contemplando fotografías y leyendo dedicatorias del autor.   
 
El mundo de Mr. Dodgson

Carroll construyó un mundo literario hecho de paradojas lógicas, matemática absurda, mucha imaginación y un desbordante vitalismo. Ese mundo de juegos de palabras (como en el poema Jabberwocky), seres imposibles, realidades alternativas, espejos deformantes, realidades que son sueños y sueños que son realidades solo pudo surgir de una mente genial y en cierto modo enigmática y contradictoria como fue la de Lewis Carroll, un genio excéntrico e incomprendido que construyó el País de las Maravillas con el afecto que le tenía a los niños y el desprecio hacia que mantenía hacia muchos aspectos del mundo de los adultos como la hipocresía, la vanidad, el dogmatismo o el autoritarismo. El, que paradójicamente fue un conservador, no aceptó nunca las reglas de una sociedad británica del siglo XIX que a menudo limitaban el papel del artista o el científico. En los números encontró la respuesta a muchas preguntas absurdas y en su imaginación la vía de escape hacia un mundo más gratificante y maravilloso. Desde el momento en el que Alicia siguió a un conejo blanco Lewis Carroll nos dejó de alguna manera una realidad diferente a la hay que asomarse al menos una vez en la vida aunque que no siempre sea fácil de entender. Así fue también la propia existencia de Lewis Carroll, algo de difícil comprensión pero sin duda magníficamente genial.  

miércoles, noviembre 14, 2012

El Aparatito Lumiere - SKYFALL



 ***

El cincuenta aniversario de la primea adaptación cinematográfica de James Bond 007 se ha querido celebrar por todo lo alto con el filme de la serie con mayor presupuesto y un supuesto regreso a las esencias del famoso héroe cinematográfico-literario; a ello añadimos un director de lujo como es Sam Mendes, un villano de postín como Javier Bardem y un redimensionamiento más humano del protagonista más una agresiva campaña de marketing: evidentemente, se busca el impacto en taquilla y esta nueva entrega cinematográfica de 007 no se ha andado con rodeos aunque el resultado a fin de cuentas sea tan predecible como siempre. Eso sí, como película de intriga, espionaje y acción cumple con creces gracias a una puesta en escena magna que recuerda a los mejores momentos clásicos de la larga saga y buenos instantes de más que correcto cine de intriga bajo el prisma de la mera evasión. Pese a todo, los que dicen que se trata del mejor filme de la serie Bond tal vez exageren bastante.

Una vez más, el agente 007 que interpreta Daniel Craig por tercera vez trata de mostrar un lado más humano y accesible que el de los Bond anteriores con una historia en donde el personaje se las vuelve a ver canutas, se enfrenta a sus superiores del MI6 británico, está a punto de ser retirado del servicio a “Su Graciosa Majestad” y nos descubre parte de su pasado…pero no son más que recursos casi cliché en un guión irregular aunque con buenos momentos propio de un filme comercial. En esta ocasión Bond se imbuye oportunamente dentro del mundo del ciberterrorismo luchando contra Silva, el inquietante y misterioso capo de una organización criminal que pretende sacar a la luz todos los trapos sucios del servicio de Inteligencia británico cargándose de paso  a muchos de sus agentes y funcionarios incluidos Bond y su jefa M (Judi Dench) que en esta ocasión ostenta un rol clave en la trama y permite a Dench lucirse más de lo habitual en toda la saga aunque de manera más bien impostada y limitada. Al final la película da menos que lo que promete y si no fuese por la fenomenal actuación de Bardem posiblemente se iría a pique: las escenas en las que el actor madrileño interviene son de lo mejorcito del filme, su presencia realmente intensifica los momentos y el tempo de la película postulándose como uno de los mejores villanos que ha habido en toda la serie 007. Un diez por él. Y de Daniel Craig, pues no se que decir: tan cara de palo como siempre.

Aunque la película flojea cuando trata de ser dramática, los fans de siempre de James Bond disfrutarán seguro de una bien compuesta película de su héroe con guiños a películas anteriores de la saga (el aniversario obligaba) y con un finale ambientado en Escocia que resulta vistoso y eficaz y en donde interviene el gran Albert Finney en un papel que tiene todo la pinta de que estaba pensado para Sean Connery. 50 años después y pese la reiteración de la fórmula, el cambio generacional del público y la evolución de los tiempos, James Bond sigue ahí: todo un caso a estudiar.         

domingo, noviembre 11, 2012

LEWIS CARROLL IN WONDERLAND: CIRCUNSTANCIAS, MITOS, ENIGMAS Y PARADOJAS DE UN GENIO (I)




 Un desconocido célebre

Mucho se ha escrito sobre el escritor, matemático, inventor, pionero de la fotografía y clérigo anglicano británico Lewis Carroll (1832-1898), el célebre autor de Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas) Diversas biografías y estudios sobre su vida y obra le han tildado de excéntrico, inmaduro, enfermizo…y hasta pedófilo. Se ha demostrado últimamente que muchas de estas atribuciones son incorrectas, infundadas y hasta falsas, indudablemente influidas por el singular impacto popular e intelectual de sus surrealistas e insólitos escritos que a lo largo de tres siglos (y que sin duda han marcado el devenir de la literatura universal) de un modo u otro han provocado que la concepción de su vida haya sido vista como una prolongación de ese mundo absurdo y con las normas subvertidas que describió en sus dos libros sobre Alicia o en otras obras como The Hunting of the Snark.  Pero, ¿conoció alguien realmente a un hombre llamado Charles Lutwidge Dodgson? ¿Cuánto de mito y de realidad hay en la que  muchos hacen pasar por su verdadera biografía? ¿Quién fue realmente Alice Liddell, la niña hija de unos amigos que supuestamente inspiró el personaje de Alicia? ¿Como fue exactamente la relación de Dodgson con sus vecinos los Liddell y en especial con sus tres hijas? ¿Fue  Lewis Carroll un ser hipócrita y malvado, seductor y corruptor de menores? 

No cabe duda de una cosa: que Lewis Carroll fue un hombre enormemente crítico con su tiempo y con las convenciones de la sociedad victoriana. Tal vez este inconformismo y esta rebeldía, no tan inocente como pudiera parecer a simple vista, sumieron a su figura incluso después de su muerte en un cierto desprecio por parte de algunos críticos y estudiosos. Y no cabe duda también que Charles Lutwige Dodgson fue un hombre enormemente contradictorio, paradójico y desconcertante, algo que sin duda ha influido en el retrato que de él nos ha dejado la historia. No es intención de este artículo hacer un estudio exhaustivo de la figura de Lewis Carroll, sino una aproximación a su biografía desgranado aspectos clave de ella que influyeron en su obra y desmontando algunos de los mitos que sobre su vida han circulado.


Extraño genio en Oxford

Lewis Carroll con Alice Liddell (hacia 1862)
Charles Lutwidge Dodgson nació el 27 de enero de 1832 en Daresbury, en el condado de Cheshire en Inglaterra. En su familia había una fuerte tradición de militares y eclesiásticos anglicanos (su bisabuelo Charles Dodgson llegó a ser obispo de Elphin a finales del siglo XVIII), aunque el padre de Carroll inauguró una nueva vertiente en los Dodgson que fue la académica al obtener una beca como matemático, pero prefirió dedicarse al sacerdocio como vicario. Charles Lutwidge fue el tercero de once hermanos y a los once años se mudó con toda su familia a Croft-on-Tees  en el norte de Yorkshire. Charles fue un niño muy precoz que aprendió pronto a leer y a interesarse por lecturas bastante avanzadas para su edad, al mismo tiempo que al igual que su padre mostraba un enorme talento para los números. Sufría de tartamudeo desde una edad muy temprana, algo que apenas logró corregir en su edad adulta, además de sufrir una fiebre que le dejó sordo de un oído y una tos ferina que le dejó secuelas respiratorias de por vida. Su padre, el Reverendo Dodgson, fue un hombre muy conservador dentro de incluso de la iglesia anglicana y cercano a los movimientos mas reaccionarios de la misma, un aspecto que el joven Charles no compartía. Charles Dodgson Sr. llegó a ser Archidiácono de Richmond, localidad en la cual Charles estudió primaria hasta los 14 años para después matricularse en la prestigiosa Rugby School donde mostró su talento innato para las matemáticas. No obstante, sus problemas de tartamudez le lastraron su socialización tanto en el entorno académico como en cotidiano, algo que de un modo u otro influiría en sus relaciones personales a lo largo de su vida.   

Ingresó en Oxford en 1850 para estudiar Ciencias Exactas y tras una brillante trayectoria académica se gradúa con Honores en la Facultad de Matemáticas además de conseguir un Bachiller en Artes en 1854. Dodgson permanecerá a partir de ese momento y hasta su muerte en la Facultad Christ Church (donde había estudiado) como lector de Matemáticas, una ocupación que al principio no le satisfacía.   
 Pese a su problema de tartamudez y sus dificultades de salud, Lewis Carroll no tuvo problemas en su faceta de profesor de matemáticas como en la de diácono (se ordenó en 1861, una ocupación que en realidad no fue excesivamente importante en su vida), y además pudo tener una vida social plena pese a sus dificultades de comunicación. Es falso que prefiriese –como se ha llegado a escribir- la compañía de los niños a la de los adultos ya que entre otras cosas en sus clases, en sus sermones y en discursos públicos Charles Dodgson no tartamudeaba siempre, ni tan siquiera era constante ese defecto en el habla cuando hablaba con cualquier persona, ya sea niño o adulto, aunque no cabe duda que  Dodgson se sentía avergonzado de esa condición y temía que en cualquier momento hiciese el ridículo a causa de ella. Es muy posible que este factor influyese en el hecho de que hasta su muerte el escritor y artista permaneciese soltero.    


Burlón, jovial y escéptico

Charles Dodgson comenzó su carrera literaria en su adolescencia cuando escribió algunos poemas, relatos y obras de marionetas que no se publicarían hasta bien entrada la década de 1850 en algunas revistas locales. Curiosamente en 1855 puso en circulación el que puede ser considerado uno de los primeros fanzines de la historia, Mischmasch, una autopublicación para sus familiares que duró hasta 1862.  Entre 1854 y 1856 su obra temprana tuvo difusión nacional en diversas revistas de importancia como The Comic Times o The Whitby Gazette  obteniendo excelentes críticas tanto de sus relatos satíricos como de sus poemas. En 1856, con 24 años,  firma por primera vez como Lewis Carroll, un pseudónimo procedente de sus nombres de pila invertidos con anglicismos más o menos equivalentes a las traducciones latinas de los mismos. Por aquel tiempo, el joven Lewis Carroll, residente en Oxford, era admirado también por sus habilidades para entretener a los invitados en fiestas con sus chistes, sus dotes para la mímica y su maña para inventar historias y juegos para los niños hijos de sus amigos. Pese a sus aparentes limitaciones comunicativas, Carroll estableció un círculo de amistades y contactos bastante amplio que iba desde el mundo académico de Oxford hasta el artístico y literario. Fue amigo del artista y crítico de arte John Ruskin, del pintor Dante Gabriel Rosetti y del autor de cuentos de hadas escocés George McDonald, entre muchos otros. Carroll se llevaba mejor con la gente del mundo artístico-literario que con la del mundo universitario intelectual y religioso, que a menudo criticaba en sus escritos. Es sabida su aversión al conservadurismo de la Iglesia Anglicana con la que mantuvo una extraña relación de amor-odio que aún es un enigma. Carroll comenzó una carrera como clérigo -siguiendo la tradición familiar- ya en sus años de estudiante (los residentes en la Facultad Chist Church de Oxford debían ordenarse), pero tras ser ordenado diácono tardíamente cuando ya había finalizado sus estudios, rechazó ordenarse pastor anglicano contra las reglas de la facultad, algo que de todas formas se le permitió excepcionalmente gracias a su amistad con uno de sus amigos más influyentes en su vida: el decano Henry Liddell. Caroll además nunca se consideró (no se sabe exactamente por que) un ferviente cristiano, algo que le atormentaba internamente y que sin duda fue determinante para que no tomase la carrera del sacerdocio. Pese a que Dodgson era un hombre conservador, no aprobaba muchas restricciones del cristianismo y del anglicanismo en particular, aunque nunca se ha sabido en que grado exactamente. Lo que si es cierto es que  Lewis Carroll fue seguidor de corrientes filosófico-religiosas muy en boga en la sociedad victoriana como la Teosofía, algo que es posible que le alejase de una visión tradicional del cristianismo, así como estaba interesado en otras religiones y en extraños pensamientos filosóficos poco bien vistos en la sociedad victoriana. Pese a todo, Carroll no se mostró nunca explícitamente crítico con el tema religioso en toda su obra, al contrario que como con otros ámbitos. 

Carroll junto con Lorina Lidell (a la izquierda) y Harry, Loina Jr., Alice y Edith, hacia 1857
A pesar de la visión muchas veces negativa que el escritor y profesor tenía de la figura del “pomposo y pedante profesor académico”, Carroll logró hacer buenas migas con el nuevo Decano de Chist Church, Henry Liddell, que llegó a la facultad en 1856, así como con su esposa Lorina y sus cuatro hijos, un varón y tres niñas. La amistad de Carroll con las niñas Liddell, como bien es sabido, fue fundamental para el nacimiento de la obra maestra del autor, Alicia en el País de las Maravillas. Siempre se ha creído de una manera un tanto errónea que la pequeña de las hermanas Liddell, Alice (1852-1934) inspiró al personaje de Alicia, principalmente por la coincidencia con el nombre, pero esto no es cierto. La relación de Lewis Carroll con las tres hermanas Liddell (Lorina y Edith eran las hermanas mayores de Alice) históricamente siempre ha estado abierto a conjeturas: ¿atracción de Carroll hacia los niños, ¿pederastia?, ¿pidió en matrimonio Carroll a  la pequeña Alice cuando esta tenía 11 años?. Mucho se ha conjeturado sobre esto y lo cierto es que las pruebas, como veremos más adelante, han terminado por debilitar cuando no descartar tales acusaciones. Una cosa si que es cierta: durante el periodo desde el que los Liddell se instalaron en Oxford hasta la publicación de Alice in Wonderland en 1865, Lewis Carroll vivió tal vez la etapa más feliz de su vida como así reflejan sus diarios, aunque los registros correspondientes a los años 1858-1862 se hayan periodo y esto haya dado lugar a varias conjeturas.


Una niña llamada Alice

Alice Liddel en 1858
Los biógrafos del escritor y los estudiosos de su obra siempre han dejado constancia de una idílica imagen asociada a la vida de Carroll: los paseos en barca del artista con las niñas Lidell en las aguas del lago Isis (también incluyó al principio a Harry, el hijo mayor, pero las niñas eran su debilidad) en los cuales inventaría historias fantásticas y fabulosas que llevarían inevitablemente al absurdo mundo de Wonderland. Carroll también trabó amistad en aquellos años con otros niños y niñas a los que dedicaría sus obras como dedicó Alice a la pequeña de los Liddell, aunque tal y como dejó constancia el propio autor, el personaje ficticio no estaba inspirado en la verdadera Alice. Por esos años, Lewis Carroll se convirtió también en un consumado maestro y en cierto modo pionero de un arte que estaba dando sus primeros pasos: la fotografía. Desde 1856 hasta 1880 el polifacético Carroll se convirtió en un admirado maestro del nuevo arte fotográfico especializándose en el retrato, una modalidad del la que se puede considerar un influyente pionero ya que la imbuyó de un notable sentido artístico con influencias manieristas y prerrafaelitas (Carroll era un gran admirador de ese movimiento pictórico además de ser amigo de Rossetti y otros prerrafaelitas) y de alguna manera creó una suerte de “retrato victoriano”. Carroll hizo fotografías artísticas de hombres, mujeres, niños, niñas, animales, paisajes, estatuas, composiciones fantásticas y casi siempre al aire libre. Sus fotografías infantiles (de niñas mayormente) han sido motivo de controversia ya que se ha dicho que son pruebas bastante evidentes de su pedofilia. En efecto, Carroll realizó fotos de niñas desnudas o con escasa vestimenta, pero esto muchos autores y biógrafos del escritor han sostenido que era por motivos meramente estéticos, ya que a Carroll le fascinaba el cuerpo infantil pero sin ningún deseo sexual. Son bastante célebres los retratos de Alice Liddell, en especial el de Alice vestida de mendiga (1858), todo un clásico en la historia del retrato fotográfico artístico. Estos retratos infantiles, entre tiernos e  inquietantes, no dejan indiferente al espectador. Se cree que Lewis Carroll tomó más de 3000 fotografías de las cuales han sobrevivido algo menos de 1000, entre ellas retratos de celebridades como Dante Gabriel Rossetti o Alfred Tennyson.               

Fotografía de 1875 por Lewis Carroll
1862 fue el año en el cual se cree que Lewis Carroll empezó a dar forma a la Alicia literaria a partir de un cuento que el escritor contó a las Liddell y que la pequeña Alice, por entonces de 10 años, pidió al “Tío Charles” que transcribiera en hojas de papel. No fue hasta 1864 cuando Carroll completó el primer manuscrito de una novelita titulada Alice´s Adventures in the Underground (Las Aventuras de Alicia Bajo Tierra) que el propio escritor ilustró. Antes de terminarlo, entregó el manuscrito a su amigo George McDonald, padre de dos niños a los que les entusiasmó el libro, y animado por la reacción del potencial público infantil lo entregó al editor Macmillan quien accedió a publicarlo en 1865 bajo el título definitivo de Alice´s Adventures in Wonderland con las famosas ilustraciones de Sir John Tenniel. Fue un éxito rotundo que supuso la fama de Lewis Carroll no solo en Inglaterra sino en todo el mundo. En 1871 Carroll, que pese al éxito del libro no abandonó nunca su puesto de lector en Oxford, escribió la segunda parte de las aventuras de Alicia Through the Looking- Glass and What Alice Founds Here  (A través del Espejo y lo que Alicia encontró allí ) comúnmente conocido como Through the Looking- Glass . En ambas obras, todo un clásico de la literatura universal y no solamente infantil, Carroll exploró metafóricamente el mundo del absurdo mediante conceptos matemáticos ilustrados por personajes y situaciones fantasiosas y surrealistas. Personajes como la Reina de Corazones, el Sombrerero Loco, la Oruga, el pequeño Bill el lagarto, la Libre de Marzo o la Reina Roja se convirtieron con el paso del tiempo en iconos de la cultura occidental. Resulta evidente a tenor de las ilustraciones de Tenniel que Caroll no se inspiró ni tan siquiera en físico de Alice Liddell para su heroína (la verdadera morena, la ficticia rubia) aunque el hecho de que incluyese el nombre de Alice Liddell acrósticamente en el poema que precede a la novela siempre ha hecho sugerir erróneamente que ambas niñas eran la misma.     

Por aquellos años y hasta su muerte, Carroll escribió también diversos tratados matemáticos y concibió algunos curiosos inventos y patentes sobre asuntos que iban desde un nuevo sistema de representación parlamentaria para el Reino Unido hasta juegos de palabras (se considera una invención suya una anticipación del Scrabble). El poema absurdo The Hunting of the Snark (La Caza del Snark, 1976) y la larga novela Sylvie and Bruno (Silvia y Bruno, 1888) son tras los dos libros de Alicia sus obras literarias más conocidas, pero no obtuvieron ni por asomo el éxito del díptico aliciano. Charles Lutwige Dodgson  falleció el 14 de enero de 1898 a los 65 años en el domicilio de sus hermanas en Guilford a consecuencia de una neumonía. Pero el mito de Lewis Carroll, para bien o para mal, aún no había terminado.



CONTINUARÁ