domingo, octubre 17, 2021

TITANE

 


**** y 1/2

Extraña y sorprendente, la película triunfadora en el último festival de Cannes se está convirtiendo en el trending topic cinéfilo de las últimas semanas por lo inusual y perturbador de su propuesta. Reducir su finalidad a la simple provocación es simplista e inexacto, más bien se puede decir que estamos ante un experimento tanto conceptual como visual que pone a prueba al espectador con una historia bizarra narrada utilizando diferentes recursos que van desde lo onírico a lo gore pasando por el drama realista o el thriller terrorífico. Julia Docornau, realizadora francesa que con Crudo (2016) ofreció otra historia extrema y extravagante, consigue con Titane un extraño viaje que ha resultado ser uno de los mejores títulos del cine fantástico de los últimos años y un certificado de reafirmación de una directora con mucho que decir en los próximos años.

Hay que tener claro que este es un filme no apto para todo tipo de espectador: su violencia descarnada, lo desagradable de muchas de sus imágenes y su turbador tono no serán del agrado de todo el mundo precisamente. Es más que evidente la influencia del David Cronemberg de Videodrome o Crash y todo aquel asunto por él cultivado de la Nueva Carne: aquí Docornau lleva este concepto como McGuffin del filme estableciendo la simbiosis-atracción entre una mujer y las máquinas, concretamente los automóviles. Alexia (una fascinante e inquietante Agathe Rouselle), la protagonista, es una joven de la que poco sabemos salvo que de pequeña sufrió un accidente de coche que le dejó secuelas físicas (¿y psíquicas?), que trabaja como gogó en un mugriento local de automóviles tuneados…y que es una sanguinaria asesina en serie buscada por la justicia. Pronto conoceremos también sus extrañas parafilias de corte sexual y fetichista con el metal y los coches Sus crímenes la llevan a una huida a la desesperada hasta que se encuentra con Vincent (Vincent Lindon) un bombero que vive una desconcertante y extraña existencia y que busca de manera desesperada a su hijo desaparecido hace años. Alexia, en su nueva vida con Vincent y para ocultar su identidad de fugitiva se transformará conscientemente en otro ser aún más extraño que su anterior yo al tiempo que un alucinante hecho hace dinamitarlo todo, para ella y para el espectador.

Con una estética nocturna que resulta un regurgitación contemporánea del neo noir y el Cinéma du look galo de los 80 pasado por la subcultura del culto al motor y otros recursos estilísticos como la violencia tarantiniana y con referencias (además de las ya citadas de Cronemberg) a la obra plástica de H.R Giger o los filmes de Luc Besson, John Carpenter, Paul Verhoeven, Leos Carax o David Lynch, Titane sabe llevar el relato supuestamente fantástico a una nueva dimensión tocando de manera desasosegante temas como la sexualidad, la maternidad o la identidad de género sin evitar adentrarse en terrenos más convencionales y dramáticos (servidos principalmente por el personaje de Lindon) tratados eso si de la forma más inusual posible. Alexia como ser mutante y esquivo, parece un producto humano de los males de nuestro tiempo, una mujer amoral que parece llegar apostar por la inhumanidad (en todos sus aspectos) frente a lo genuinamente humano, aunque sus continuos bandazos entre ambas posiciones no dejen nada clara la postura final del personaje que por cierto es de lo más fascinante que hemos visto en un filme fantástico en los últimos años. Una filme diferente y extraño, Titane ya se postula como obra de culto.