martes, junio 14, 2016

UN DOCTOR EN LA CAMPIÑA (MÉDICIN DE CAMPAGNE)




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Cumple con creces este sólido aunque tal vez algo previsible drama francés con insertos de comedio que firma Thomas Lilti un director que ya ha tocado anteriormente el tema médico (Hipócrates, 2014) al igual que en este filme. Entre el costumbrismo y el dramón de personajes (aunque algo contenido) la película se sustenta en sus dos eficientes protagonistas, el siempre excelente François Cluzet, que desde Intocable parece haberse abonado a personajes en situaciones desesperadas, y Marianne Denicourt. Ambos encarnan a las dos caras de una misma profesión, él, Jean Pierre, el médico rural de toda la vida en una zona del norte de Francia que repentinamente precisa de ayuda en su trabajo a causa del cáncer que padece, y ella, Nathalie, una médica de vocación tardía que quiere huir de la rutina del trabajo hospitalario con su nuevo empelo, a priori más estimulante y dinámico por la oportunidad de desplazarse y conocer a gente diferente entre los habitantes de los pueblos. Pronto las diferencias entre ambos y su manera de ver el ejercicio de la medicina en un entorno rural acotado -en el que Jean Pierre está acostumbrado a actuar según su criterio- se harán irreconciliables. No obstante, entre ambos no tardará en surgir una necesaria alianza, sobre todo cuando Jean Pierre se da cuenta de que las cosas no volverán a ser lo mismo y cuando Nathalie ve la necesidad irremediable de aprender de Jean Pierre, una persona que se ha ganado a pulso el cariño de sus pacientes.

Con un ritmo narrativo conciso y un tono amable sin caer en lo edulcorado, la película tal vez peca de poco arriesgada y de perderse en situaciones no terminadas y en personajes que podían dar mucho más de si (la galería de secundarios, habitantes del pueblo cada uno con sus problemas, es de recibo), pero el excelente trabajo interpretativo de sus protagonistas consigue focalizar la película y al final el espectador se queda con un muy buen sabor de boca. Resulta también algo forzado todo lo relativo a la enfermedad de Jean Pierre (tópicos demasiado vistos) y lo poco convincente que funcionan algunos momentos supuestamente de comedia, aunque a la hora de al verdad todo esto influya más bien poco en el resultado final en una película agradable y honesta.