miércoles, mayo 02, 2018

HACERSE MAYOR Y OTROS PROBLEMAS




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Mediante el cada vez más extendido método de financiación del crowfunding se ha logrado realizar la segunda película de Clara Martínez-Lázaro, hija de Emilio Martínez-Lázaro que parece heredar la querencia de su padre por la comedia de personajes aunque con resultados más bien modestos. En clave de crónica generacional y con protagonismo femenino, Hacerse mayor y otros problemas es un filme que si bien logra entretener y divertir al espectador no consigue que ese pretendido mensaje de lo difícil que puede llegar a ser asumir las responsabilidades de la madurez y la independencia personal y económica (y en especial las maternales-paternales y  familiares en general) se presente como dios manda, ya que se diluye en un maremágnum de ítems y recursos de comedia que aunque bien resueltos resultan demasiado forzados en su inserto en la historia. Es una pena porque ya el sólo hecho de tratar de recuperar la comedia costumbrista al estilo de la comedia madrileña de los 80 (Trueba, Colomo,etc.) con calves contemporáneas y la problemática de al generación EGB y la de los millenials resultaba loable.



Aunque en conjunto la química grupal del interesante reparto es buena (esto es algo esencial en una comedia de personajes) hay algunas irregularidades: pese a que el papel protagonista a cargo de una correcta Silvia Alonso es esforzado, no se puede decir lo mismo de una Bárbara Goenaga con altibajos y aprobado raspado y un voluntarioso pero algo soso Vito Sanz, mientras que una María Esteve a la que parecía que habíamos perdido la pista consigue con solvencia un personaje curioso y entrañable. Las tribulaciones de Emma, una joven que posee un talento que ella apenas valora (es autora de un libro infantil) ya que parece querer centrarse más en todas esas cosas que la sociedad parece imponer a la gente de su edad (adquirir una vivienda, echarse pareja fija, tener familia), están bastante bien expuestas en su vertiente más costumbrista -aunque se echeen falta una mayor linealidad- y por ello el final de la película consigue con su moraleja de superación y autoconfianza un mensaje tan sincero como fácilmente identificable por bastantes espectadores, lo cual también es un logro.

jueves, abril 26, 2018

UNA RAZÓN BRILLANTE (LE BRIO




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Sin aportar nada realmente nuevo y sin tener un mensaje excesivamente rompedor, este filme del actor y director galo Yvan Attal cumple con creces su rol de drama-comedia con cierto componente social, con un regusto inequívocamente francés aunque con ciertas concesiones de la comercialidad anglosajona. Si esta película funciona, eso es gracias al buen hacer de sus dos protagonistas, el veterano y siempre sublime en sus interpretaciones Daniel Auteuil y el descubrimiento de la joven cantante y actriz de origen argelino Camélia Jordana. Ambos, llevando a sus respectivos personajes a momentos de interacción exultantes, consiguen dar empaque a una historia de conflicto intercultural e intergeneracional que puede que parezca que no sea demasiado diferente de otras similares pero que en realidad es una hábil exposición de una realidad bastante común en una Francia cada vez más multicultural y con bastantes desigualdades sociales en donde el origen aún condiciona demasiado. Sin corrección política impostada, la película es un tirón de orejas a la sociedad francesa tan oportuno como fácil e inofensivo, pero al fin y al cabo la película llega a un buen puerto pese a algunas irregularidades en su planteamiento y desarrollo.    

Le Brio es una enésima puesta al día del mito de Pigmalión, esta vez con las figuras de Pierre Mazard un pedante, solitario y vanidoso profesor de derecho de la Universidad parisina de Assas al que tanto el alumnado como el resto de profesores detestan, y una estudiante a la que trata de instruir para que represente a la universidad en el concurso nacional de oratoria, la joven de origen árabe Neïla, que ya había tenido un encontronazo con el profesor Mazard el primer día del curso. En realidad el hecho de que Mazard se ocupe de la preparación de Neïla tiene una explicación interesada e instrumental para el profesor, pero a pesar de las reservas iniciales de ambos por las diferencias entre ellos (especialmente en lo que respecta a Mazard por el humilde origen social de la muchacha) una inesperada complicidad no tardará en aparecer venciendo prejuicios y creencias. No es que haya en la película grandes momentos de comedia y ni siquiera en su faceta de drama encontremos momentos memorables, pero la historia tiene su mensaje y no carece de elementos de  bien presentados. Cine francés como siempre cumpliendo al máximo.

martes, abril 17, 2018

CAMPEONES !


 
*** y 1/2

Buena noticia que en el cine español se hagan comedias ambiciosas, inteligentes y llenas de buenas intenciones como el nuevo filme de Javier Fesser, un director que en su momento se postulaba como una gran promesa gracias a su dominio de la imagen y su habilidad para recrear fascinantes escenas, imposibles y asaz surrealistas inspiradas en el cómic y en los dibujos animados, como ya demostró en su ópera prima El milagro de P.Tinto (1998). El hecho de que en 20 años el director madrileño haya dirigido sólo cinco largometrajes (uno de ellos de animación) y que hasta el momento no hubiese respondido a las altas expectativas en él depositadas ha sido algo bastante desconcertante aunque este nuevo filme, que tal vez sea el mejor de cuantos ha hecho, podría cambiar su errática trayectoria. Campeones, una comedia-drama con espíritu de feel good movie y en donde aquel elemento caricaturesco y disparatado de sus comienzos se encuentra ausente - aunque no así su tebeístico y divertido manierismo iconográfico deudor de la escuela Bruguera, aunque aquí mucho más contenido- tal vez no sea una película redonda y el buenrrollismo de su guión pueda ser impostado a veces, pero un filme en donde intervienen un buen plantel de actores no profesional con discapacidad intelectual y que además reivindica sin tópicos manidos ni sensiblería las capacidades de estas personas y el obligatorio encuentro e integración de los diferentes por parte de los “normales” es más que un logro que Fesser lleva a buen puerto con un buen trabajo tanto desde el punto de vista cinematográfico como del narrativo.

Un actor con tantos recursos como Javier Gutiérrez era una opción ideal para centrar argumentalmente esta película en donde su personaje experimenta un proceso de cambio personal bastante significativo. Utilizando la siempre fértil estructura de película de logros deportivos con el baloncesto como elemento central - un deporte que siempre ha dado interesantes momentos a la historia del cine y respecto a esto este filme se remite mucho a Hoosiers(1986) - vemos la maduración de un hombre egoísta e inmaduro cuyo forzado trabajo con discapacitados logra centrar su errática existencia mientras que sus nuevos pupilos consiguen a través del deporte sentirse útiles y alcanzar metas en todos los sentidos que ni ellos mismos esperaban. Gutiérrez interpreta a Marco Torres, entrenador ayudante del Estudiantes madrileño (entrañable club, por cierto) que es expulsado por agredir al entrenador principal (Daniel Freire) y provocar un accidente de coche por conducir borracho, hecho que le acarrea una condena judicial de realizar servicios sociales con personas con discapacidad intelectual en una humilde asociación de un barrio madrileño. Su reticencia y desdén inicial pronto se tornará en pasión a medida que conoce a sus diez nuevos jugadores, nueve chicos y una chica con diferentes tipos de deficiencia y situaciones personales que se convertirán pronto en estrechos cómplices vitales, al mismo tiempo de que también trata de reconducir la relación con su ex mujer Sonia (Athenea Mata). Hay muchos momentos divertidos y emotivos con épica cotidiana en donde brillan los actores discapacitados de manera convincente y entrañable mostrándonos toda la realidad de estas personas tanto a nivel social como personal: un diez para ellos.  El filme, obviamente, no está exento de crítica social con bastantes tirones de orejas y una significativa mención a un vergonzoso hecho real que ocurrió en los Juegos Paralímpicos de Sidney de 2000 y que dejó a la delegación española como unos auténticos trileros. Javier Fesser tiene recursos para ser el Terry Gillian español, pero más allá de eso, Campeones es una buena muestra de cómo se puede hacer una comedia diferente y que cumple en diferentes frentes.      

martes, abril 10, 2018

UN SOL INTERIOR (UN BEAU SOLEIL INTERIEUR)



 *** y 1/2

A estas alturas, descubrir el enorme talento de Juliette Binoche no tiene mucho sentido pero es cierto que hay  películas que consiguen que su buen hacer y profesionalidad se vean enormemente sublimados. Este es el caso de Un Beau Soleil Interior un excelente drama romántico-psicológico con algún apunte de comedia tan realista como enrevesado en donde Binoche constituye por si sola la película. Tanto desde una óptica de una disertación sobre la dificultad de las relaciones amorosas y personales en la vida moderna como desde una presentación de la búsqueda de la felicidad por parte de las personas que de alguna manera se sienten incompletas, el filme de la hábil directora francesa Claire Denis (coescrito junto con la escritora Christine Angot) logra ser una obra sugerente que tal vez tenga algunos fallos en el ritmo y una historia un tanto árida que impida llegar a ser un filme cien por cien excelente pero el enorme trabajo de su brillante reparto, su puesta en escena verista y sus ricos diálogos (y silencios) marcan el buen devenir de una película que certifica la maestría del cine galo para hacer obras complejas a la par que degustables por un relativamente amplio espectro de público.     


Isabelle, una pintora de 50 años divorciada con anhelos de reencontrar el amor y de hallar sentido a una vida profesionalmente exitosa pero que en realidad se antoja vacía emprende una serie de relaciones consecutivas con varios hombres, con caracteres y circunstancias diferentes entre sí, que terminan resultando insatisfactorias. Desde una relación abusiva con un déspota y machista banquero hasta con la relación fortuita con un compañero profesional, Isabelle  no parece lograr un equilibro emocional desde el lado afectivo aunque desde el aspecto sexual no parece ir todo tan mal (o no). Es el drama de una mujer firme y decidida pero parodójicamente insegura que parece sucumbir a ella misma y sus propias obsesiones e imposibles anhelos. El catálogo de situaciones amorosas y emocionales que se dan en esta historia es enorme y a ello ayuda el más que convincente trabajo de  Binoche y del resto del reparto repleto de personajes contradictorios y al final tan frágiles como la protagonista donde figura también Xavier Beauvois, Josiane Balasko, Nocolas Davauchele, Philipe Caterine o Gérard Deperdieu en un papel clave en la historia que termina llegando casi al fondo de la cuestión. Una película inteligente y extraña en donde la comedia desde su vertiente más ácida suaviza el drama de las relaciones amorosas y la falta de afecto contado sin ambages y con respeto al espectador exigente e inteligente.   


jueves, abril 05, 2018

READY PLAYER ONE




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Un homenaje al cine de evasión-espectáculo, esto es lo que ofrece el último filme de Steven Spielberg al que le toca ahora la racha de películas prácticamente seguidas a la que suele recurrir cada cierto tiempo estrenando Ready Player One sólo unos pocos meses después de Los Papeles del Pentágono y dejando constancia una vez más de su variedad de registros temáticos pues nada tiene que ver un filme con el otro. En esta ocasión, adaptando una novela de ciencia ficción de Ernest Cline de 2011 que ha sido uno de los últimos fenómenos editoriales en el género, el Rey Midas hollywoodiense hace resurgir su vena de narrador de historias épico-fantásticas trufadas de efectos especiales con un relato que en la novela original- y en este filme- es un homenaje a la cultura pop de los años 80 aún estando ambientada en un futuro distópico. Plagada de referencias a películas, canciones, videojuegos, series de TV, juguetes, libros y otros objetos de los 80 (aunque también de los 70 y 90) presentes durante todo el metraje- son tantas que algunas pueden pasar desapercibidas- esta película podría entrar en la últimamente tan abundante categoría de producto nostálgico ochentero  pero consigue sin duda ir mucho más allá y teje una perfecta y esforzada muestra de cine-entretenimiento hecha con cabeza con vistas puestas tanto en la crítica como en el público que no sólo juega como nadie con los múltiples referentes del entretenimiento que presenta sino que también consigue atrapar al espectador en su asiento con dosis de emoción, adrenalina, aventura, tensión y suspense, como el buen cine de evasión de toda la vida. Y todo ello con sentido del humor y tomándose a su misma lo justamente (pero bastante) en serio que puede tomarse un filme de estas características.

En realidad, la historia es más bien simple y con una estructura vista en mil y un  productos de ficción, pero el astuto guión que adapta la novela firmado por el propio Cline y Zak Penn consigue elevarlo todo a la máxima potencia que la premisa lo permite ayudada por una espectacular puesta en escena y efectos especiales digitales en su mayoría de Motion Capture que no resultan en absoluto fatigosos como en otras películas llenas de imagen digital, que en este caso es más de la mitad del filme. Nos encontramos en el año 2045 en un planeta tierra empobrecido y sin esperanza en donde las personas viven hacinadas en mastodónticos conglomerados de viviendas ruinosas; el principal entretenimiento de la población y su única vía de escape de la desasosegante realidad es un alucinante juego de realidad virtual llamado Oasis, que permite vivir en un mundo irreal mediante avatares fantásticos de los jugadores en donde se lucha y compite por los típicos objetivos de los videojuegos solo que esta vez de manera sofisticada y casi realista.  En Columbus, Ohio, el adolescente Wade Watts (Tye Sheridan), cuyo avatar Percival se hecho celebre por sus hazañas, está decidido a  encontrar la llevar a cabo prueba que uno de los creadores del juego, James Halliday (Mark Rylance) ha dejado tras su muerte: encontrar un easter egg en el mundo de Oasis que supondrá la propiedad de la empresa al ganador. Además de Wade/Percival, el resto de infinidad de jugadores entrarán en la competición así como la compañía IOI liderada por su maquiavélico presidente Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn) cuya finalidad con Oasis no parece nada clara. La irrupción en la búsqueda del avatar Art3mis (Olivia Cooke) pronto empieza a clarificar las cosas y la misión se convierte en una peligrosa y emocionante aventura en mundos virtuales.

Como espectáculo visual, Ready Player One es apabullante pero siempre dejando pinceladas de humanidad y romanticismo que pueden resultar en algún momento cargantes (en el más puro estilo Spielberg) pero que en ningún momento descentran el sentido del filme, que se esfuerza por mandar un épico mensaje de rebelión de las clases populares contra los poderosos y las grandes corporaciones. Entre los múltiples homenajes pop que se hacen destacan el de El  Resplandor y las referencias a los primeros videojuegos arcade como el mítico Adventure. Además de una banda sonora con clásicos del pop rock de los 70 y 80, personajes y objetos de mil pelis, cómics, juegos o libros hacen su cameo de rigor de algún modo gracias a la recurrente operación de compra masiva de derechos tal y como se hizo en una película producida por Steven Spielberg, Quien engañó a Roger Rabbitt (de bastantes referencias no se pudieron conseguir los derechos en este caso) aunque si hay un referente claro por las características de la premisa del argumento este es la novela Charlie y la Fábrica de Chocolate de Roald Dahl en donde James Hallyday viene a ser un cibertrasunto del legendario Willy Wonka. Hay que liberarse de prejuicios para ver y disfrutar este filme, toda una oda a la época dorada del entretenimiento popular (si, fueron los 80) y que además  pone de manifiesto que el sentido de la aventura y el espectáculo si son sabiamente manejados siempre traen sublimes momentos al séptimo arte.

viernes, marzo 30, 2018

EL VIAJE DE SUS VIDAS (THE LEISURE SEEKER)



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La importancia de los intérpretes principales en una película es algo crucial. Y es que posiblemente con actores de otro nivel o sencillamente diferentes tal vez estaríamos hablando de otra película a la hora de reseñar El viaje de sus vidas, una coproducción italo-americana que entre el drama y la comedia y con ropajes de road movie que cumple en su función de conmover al espectador de manera inteligente y con escasas concesiones a la sensiblería, todo gracias al excelente trabajo de Helen Mirren y Donald Sutherland. No se trata de una película excepcional, pero el despliegue interpretativo de ambos veteranos actores es sencillamente magistral.

Basada en una novela de Michael Zadoorian, el italiano Paolo Virzi presenta formalmente su candidatura a dirigir en Hollywood (aunque rodada en EEUU, en inglés y con reparto íntegramente anglosajón esta película tiene una producción mayormente italiana) con un filme que además recoge de manera más que correcta el espíritu de las road movies americanas (localizaciones de paisaje y paisanaje si bien no muy tópicas si tal vez demasiado vistas) con pareja protagonista en una historia con intríngulis y mensaje. John (Donald Sutherland) y Ella (Helen Mirren), un matrimonio de jubilados decide huir sin decir nada a sus hijos y sus amigos y conocidos con su autocaravana en un viaje sin rumbo definido y con al idea de pernoctar en campings y moteles. Ambos tratan de escapar del control de sus hijos y de los médicos y buscar una libertad desesperada pero insólitamente llena de ilusión al mismo tiempo en medio de una situación angustiosa: John parece de alzheimer y Ella tiene cáncer. Una serie de vivencias irán trayendo recuerdos, episodios olvidadazos o ignorados de la vida de ambos y una reafirmación de su propio amor. Pese que obviamente el componente melodramático en esta película es evidente, no se cae en ningún momento en lo fácil o efectista. Puede que sobren algunos momentos de indefinición de la historia o de mero relleno pero en su totalidad el filme convence. Al final, un mensaje de la importancia del trayecto vital que deja una sensación reconfortante.       

jueves, marzo 22, 2018

100 DIAS EN SOLEDAD





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El documental cinematográfico puede tener muchos estilos, finalidades, objetivos, orientaciones…Es un tipo de cine tan variado como la vida misma (porque de eso se trata, captar la realidad tal y como es) y tan rico y matizable como sus creadores quieren que llegue a ser. Con 100 días en soledad nos encontramos con un filme documental con una premisa atractiva de esas que pueden a traer a un importante número de espectadores por su orientación hacia la cotidianeidad desde un aspecto más bien insólito como es el de una selección de la filmación de 100 días seguidos de una persona viviendo apartada y aislada de todo en un entorno natural con recursos mínimos; pero también el hecho de que esas filmaciones se lleven a cabo con voluntad estético-paisajística y de documental de la naturaleza en un hermoso paraje natural de la península ibérica como es el parque natural de Redes en Asturias añade un punto de atractivo adicional debido a lo siempre fascinante que resultan este tipos de trabajos para el público. Es por ello que esta película al saber jugar muy bien con la plasmación de la grandiosidad de naturaleza y con la crónica real de superación además de ocuparse de otros palos como la relación entre el hombre y su entorno, tiene ingredientes de sobra para no defraudar y desde luego que no lo hace pese a que su propuesto a algunos les pueda parecer insípida o un tanto forzada.


El protagonista, codirector y promotor de este proyecto es José Díaz, un empresario asturiano de 50 años que decidió en 2016 poner a prueba su propia resistencia, tesón y autosuficiencia viviendo durante 100 días solo en una cabaña  en plena montaña del parque de Redes, sin móvil, radio, televisión o cualquier modo de comunicación electrónico, cultivando su propia comida y la proporcionada por animales de corral como las gallinas de su cabaña y algo de comida en conservas suministrada. Sin contacto con nadie, José, eso sí se acompaño de un sofisticado equipo de filmación en el que se incluía un dron con cámara para recoger las hermosas vistas aéreas del valle asturiano que vemos en la película. Al final de cada jornada José dejaba en un punto de recogida el disco duro de sus filmaciones que iba a ser montado por toda una luminaria del cine documental y de naturaleza de este país y codirector de este trabajo, Gerardo Olivares (Cantábrico, El Faro de las Orcas, Hermanos del Viento). El resultado es una película visualmente hermosa y muy sugerente en cuanto plasma con convicción la relación de José Díaz con el entorno natural en lo que fue un tour de force cuya significación humana se nos trasmite excepcionalmente. A ello ayuda que su protagonista, que en absoluto se quiere adueñar de la película, sabe transmitir con sus narraciones sobre sus vivencias y con sus silencios estados de ánimo singulares ante unas circunstancias insólitas. Pero lo que en realidad es principal protagonista en la película es la espectacularidad tanto de paisajes como la de las filmaciones de animales con los que José interactúa, reglando momentos entrañables y divertidos. El montaje de todo el material, a cargo de Olivares, es de recibo así como la esforzada banda sonora de Pablo Díaz, el hijo de José. Para amantes de la naturaleza y de documentales con mensaje          


sábado, marzo 17, 2018

BAJO LA PIEL DEL LOBO



 ** y 1/2

Es una pena que no hay salido bien del todo este esforzado y honesto film antropológico-naturalista presentado con un oportuno carácter minimalista en cuanto a diálogos y planteamiento de la historia. Samu Fuentes, un director curtido en documentales y en tareas de ayudante de dirección debuta en la ficción aportando apuntes interesantes aunque la película no logre finalmente llegar a cotas muy convincentes. Nos encontramos aquí con la bastante recurrida historia del hombre rudo y asilvestrado que vive aislado en la naturaleza y que en un momento dado tiene que sacar a relucir –inicialmente contra su voluntad- su lado más humano, en esta ocasión con una puesta en escena visualmente muy sugerente y en donde el paisaje natural cumple una función fundamental como la fuente vital de su protagonista, el hombre de las montañas Martinón (un engordado y convincente Mario Casas). El hecho de que la película se haya rodado en bonitos parajes de lugares tan distantes entre si como las montañas de Huesca y de Asturias da una idea del carácter universalista y aespacial de esta historia, que se podía haber desarrollado en cualquier otro punto de similares características 

A finales del siglo XIX Martinón, un cazador trampero que vive en una choza de las montañas cuyo núcleo de población más cercano y a donde él acude sólo en primavera es una pequeña aldea de escasos habitantes en la cual comercia con las pieles de los animales cazados, llega a la conclusión que necesita ayuda en sus quehaceres domésticos y accede a casarse por conveniencia con Pascuala (Ruth Díaz) la hija de uno de sus clientes como moneda de cambio por unas pieles. Martinón, que ya se desfogaba sexualmente con la mujer cada vez que bajaba al pueblo, no parece encontrar útil la compañía de Pascuala ni tampoco la de su hermana Adela (Irene Escolar), con la que se casará posteriormente. El conflicto entre ciertos brotes de humanidad de Martinón y su vocación por ser un ser libre y en cierto modo salvaje es lo que vertebra esta historia repleta de silencios y frases mínimas. Un conflicto que de algún modo tendrá que resolverse. En ese sentido, el guión- escrito por el propio director- prodiga en la relación entre Martinón y las mujeres mostrándonos un imposible de felicidad para ambas partes pero por diferentes motivos, aunque los altibajos de la historia y su parquedad narrativa finalmente no consigan transmitir un mensaje claro. Con elementos que recuerdan mucho a Montxo Armendariz o Manuel Gutierréz Aragón, Samu Fuentes muestra credenciales de que puede ser un gran director aunque en esta ocasión no le haya salido una película redonda.      

miércoles, marzo 14, 2018

EN LA SOMBRA (AUS DEM NICHTS)




 
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Cuando las películas se hacen bien hasta géneros tan plomíferos y previsibles como el cine “de juicios” pueden resultar apasionantes. Esto es lo que ha ocurrido con este filme alemán que fue nominado al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, una excelente mixtura de thriller y drama psicológico (por supuesto con los procesos judiciales de fondo) que plantea todos los recovecos emocionales tanto del dolor por la desaparición como de la lucha por lo justo. El sentimiento de impotencia, la desesperación, la rabia y la defensa de la verdad aparecen reflejados en el personaje de Katja (Diane Kruger), una mujer a la que una bomba en el centro de Hamburgo, mata a su marido Nuri (Numan Acar) un ex traficante de drogas reformado tras su paso por prisión de origen kurdo y a su hijo de 9 años Rocco (Rafael Santana). Una pérdida que hará mella en una mujer demasiado frágil e insegura y que con el torrente de circunstancias vividas y sentimientos experimentados posteriormente parece verse abocada a una resolución traumática. Si bien esta película no plantea ningún debate como tal, parece claro que nos presenta las consecuencias extremas que puede tener una vivencia de tal tipo en el ser humano, llegando a decisiones impensables. 

El filme atesora un guión impecablemente estructurado y en donde es fácil empatizar con su protagonista, pese a tratarse de una joven llena de faltas y defectos que no llega a ser una verdadera heroína dentro de la historia pese a ser más que una luchadora. Con un enorme realismo a la hora de presentar los interrogatorios y la investigación policial así como todo lo concerniente al juicio a los acusados de matar a Nuri y Rocco, el filme sabe como manejar elementos casuales o circunstanciales para aumentar la veracidad de la historia - resultan prodigiosos muchos momentos del juicio- así como trata al espectador de una forma inteligente para hacerle partícipe de todo el proceso judicial siempre lográndole meter en la piel de Katja: pocas películas consiguen ese nivel de identificación en el manido marco de los tribunales. Y por supuesto, todo lo relacionado con la protagonista esta impecablemente dispuesto, claro que a ello ayuda mucho la excelente interpretación de Diane Kruger, una actriz todoterreno que ya ha intervenido en Hollywood en varias ocasiones (Troya, Malditos Bastardos) Los instantes finales del filme difieren significativamente del resto de al película tanto por su ubicación como  por su tratamiento, en una deliciosa mezcla de western y drama a la europea. Crítica social y política, drama puro y duro y sobre todo un estudio sobre sentimientos extremos desfilan por una película eficaz y muy recomendable.