** y 1/2
Una pena que este filme no alcance sus propósitos de ofrecer un drama psicológico sólido y con fundamento y se quede en un trabajo más que correcto -sobre todo desde el punto de vista formal- ya que su discurrir demasiado mortecino lastra a una película que podía ser una excelente obra (no se si maestra). Su interesante doble temática, por un lado la sensación de perdida y de duelo de personas queridas y la necesidad de buscar un reemplazo a estas para hallar la felicidad y por otro, aunque en menor mediada, la adaptación de personas inmigrantes en un nuevo entorno cultural (en este caso chinos y taiwaneses en Nueva York) daba para bastante, y aunque no se puede reprochar a su directora y guionista Constance Tsang pasar de largo ni tocar ligeramente estos aspectos, la sensación es que se ha desaprovechado una oportunidad.
El aspecto antropológico de esta historia es lo más interesante dentro de un relato con demasiados altibajos, moroso en sus explicaciones y un tanto desconcertante en algunas resoluciones. Didi (Haipeng Xu), una joven china que trabaja en un salón de masajes en Queens parece en un principio la protagonista de este filme hasta que su trágica muerte otorga ese rol a su amiga y compañera de piso Amy (Wu Ke-si), rota por la desaparición de su mejor amiga y desconcertada con la relación que el antiguo novio de esta, Cheung (Lee Kang-shen), un hombre casado, quiere iniciar con ella. Hay buenos momentos, retazos de buen cine y por aquí y por allá mensajes interesantes, pero la cosa no termina de funcionar del todo. La película podrá tener sus admiradores, pero la sensación es que no consigue llegar totalmente a sus propósitos.