domingo, noviembre 09, 2025

KARMELE

 


*** y 1/2

Cine histórico bien realizado y contado y que con ropajes melodramáticos y sentimentales se postula en realidad como un sólido trabajo de testimonio de una época y de una situación -la realidad desasosegante de los exiliados en los primeros años del Franquismo- que debería ser recordada con mayor frecuencia. Basada en una novela de Kirmen Uribe (La hora de despertarnos juntos) el filme se esfuerza en ser honesto y en tocar la fibra del espectador, algo que el realizador Asier Altuna consigue en la mayor parte de las veces del metraje mientras que en otras anda menos atinado a causa de un ritmo narrativo tal vez demasiado rápido y que da la sensación de que hace perder bastantes apuntes de la historia en camino. Con todo Karmele es una muy buena película que hace con tal vez menos medios de los deseados- la película se desarrolla en Euskadi, Francia y Venezuela pero se ha rodado prácticamente todo en suelo español- da todo lo que cabe esperarse de un drama de época.

El tono político no abandona la historia, tal y como se puede suponer al tratarse de la crónica de una familia vasca exiliada en los comienzos de la dictadura. La familia de Karmele, muy bien encarnada por Jone Laspiur, abandona su pequeño pueblo de la costa vizcaina por su ideario nacionalista vasco y demócrata y el hecho de tener un hijo, el hermano de la protagonista, en prisión. El hecho de pertenecer a un grupo de canciones y danzas vascas que se exilia al completo y termina triunfando en Francia otorga un momento de felicidad a la familia, pero los padres de la joven (Nagore Aramburu y Javier Barandiaran) decidirán volver a Euskadi pese a que la realidad del entorno vasco y español ahora es claramente desagradable y opresiva mientras que la recién casada Karmele marcha a Venezuela junto con su marido, el músico y militante vasquista Txomin (Eneko Sagardoy) donde tras vivir allí unos buenos años se les plantea la posibilidad de volver a suelo ibérico y luchar contra el régimen en un momento en el que se ansiaba un triunfo aliado en la II Guerra Mundial que podía acabar con el Franquismo. Un relato de elecciones y disyuntivas que se pueden coger o no, dilemas amorosos, luchas idealistas que se quedan en nada, intrigas políticos algo light pero sobre todo un intenso sentido de melodrama inteligente. Bien interpretada y ambientada con mucho detalle y con un soberbio vestuario, Karmele resulta una película honesta e inteligente pese a algunos excesos melodramáticos en momentos puntuales y que viene a rescatar y recordar la fragilidad y los males endémicos de muchos aspectos de nuestra historia además de mostrar comportamientos y sentimientos humanos al límite de una manera creíble y verista.

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