domingo, julio 30, 2023

OPPENHEIMER

 


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Un poco sorpresivamente Oppenheimer, filme biográfico sobre el físico nortemaricano J.Robert Oppenheimer (1904-1967) padre teórico de la bomba atómica y por ende de todo el armamento nuclear, está batiendo récords de taquilla en todo el mundo a la hora de escribirse estas líneas, compitiendo con el Blockbuster veraniego Barbie: tal vez la ausencia de estrenos de tirón estos meses y una campaña de marketing eficaz hayan posibilitado que una película de más de tres horas a priori poco comercial -aunque trate de equilibrar inteligentemente entre lo autoral y las concesiones para un público amplio-  llegue a alcanzar una considerable venta de entradas. Cristopher Nolan, hábil director caracterizado por imbuir al cine de acción y de genero una impronta más sesuda y alternativa, tal vez haya filmado su mejor película, poniéndose más serio y afrontando una historia real de indudable significación histórica que él mismo guioniza de manera magistral superponiendo tiempos narrativos en diferentes estratos con una buena interconexión e imbuyendo a la narración cierto ritmo ultrarrápido que más que para evitar las acusaciones de “cine lento” que se hacen para este tipo de películas parece querer experimentar con la narración y la vida y  personalidad del personaje biografiado con un resultado global desde el mismo plano narrativo que tampoco será plato para todos los gustos.  

Cillian Murphy, reivindicable actor irlandés que no ha tenido excesiva suerte pese a su talento, incorpora un Oppenheimer que se nos presenta como un ser contradictorio, más débil de lo que parece por su posición y enormemente afectado por su involucración en la creación de la bomba atómica en plena II Guerra Mundial: este aspecto psicológico esta bien reflejado en la película mediante el uso de imágenes metáforicas y otros recursos cinematográficos más arriesgados además de en los diálogos  y en la presentación de diferentes situaciones centradas en el científico (profesionales y sobre todo personales). Obviamente, el excelente trabajo de Cillian Murphy hace que esto funcione a las mil maravillas, pero sin embargo no resulta muy oportuno que el perfil del personaje no aparezca presentado en toda su complejidad eludiendo varios detalles de su biografía que también poseían interés dramático.

El filme trata de ser el reflejo del nacimiento de la guerra fría y de la paranoia nuclear de la segunda mitad del siglo XX y lo consigue al mismo tiempo que logra reflejar las maquinaciones internas para la creación del arma nuclear a principio de los años 40 del XX y todas sus contradicciones morales y hace un buen retrato del mundo de la política y la ciencia en esa época con el temor al desastre y a la muerte sobrevolando en todo momento. Los primeros encuentros de Oppenheimer con luminarias de la física, su triunfo profesional y científico en el mundo universitario, sus simpatías comunistas,  su reclutamiento por el gobierno estadounidense, su liderazgo en la comunidad de Los Álamos creando la bomba atómica par ganar definitivamente la guerra y su caída los años inmediatamente siguientes  con desagradables juicios y acusaciones aparecen magistralmente reflejados -aunque con alguna irregularidad principalmente en su ritmo narrativo- con momentos muchas veces excepcionales como el primer ensayo de al bomba en Los Álamos (la única vez que vemos la bomba explosionada) o todo lo concerniente a los juicios, que en un principio se inserta como flashbacks para luego adueñarse de la narración principal (aquí el uso de un elegante blanco y negro en dichas escenas cumple su función metacinematográfica). Un reparto de nombres de postín, casi coral, no se limita a cumplir el expediente y así podemos disfrutar de la profesionalidad de Robert Downey Jr. Como el empresario y político Lewis Strauss – en cierto modo la Némesis de Oppenheimer- o de Emily Blunt como Kitty, la sufrida esposa de Oppenheimer, además de Matt Damon, Kenneth Branagh, Casey Affleck, Florence Plugh,  Rami Malek, Mathew Modine, Josh Harnett, Tom Conti como Einstein o Gary Oldman como el presidente Truman. Una película eficaz y honesta que pese a tocar muchos palos (cine político, drama psicológico, cine de juicios, género bélico, biopic) y a veces de manera un tanto farragosa termina siedo un trabajo magistral.

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