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Por obra y gracia de François Ozon, Albert Camus se ha colado en las pantallas europeas en 2025. Siempre es grato recuperar la obra del escritor, dramaturgo, ensayista y filósofo francés aunque haya pasado 65 años de su muerte tal es la intemporalidad de su legado, y más si nos encontramos ante una nueva adaptación de su más celebrada obra narrativa El Extranjero (1942), que ya conoció una adaptación en 1967 dirigida por Luchino Visconti y protagonizada por Marcello Mastroianni. Este nuevo Extranjero apuesta por ser un trabajo con hechuras arty y presentación muy introspectiva con una imaginería clasicista rodada -convenientemente- en un blanco y negro añejo que evoca los años 40 en los que transcurre la historia y que también pretende ser una coartada para presentar une película que hace casar a Camus con Bergman y con Pasolini en un ejercicio filosófico-experimental-cinematográfico muy, muy arriesgado que François Ozon ha resuelto con éxito en una película de muchos kilates. Por si fuera poco, el realizador francés se permite meter en la ecuación también a el mítico comediante Fernandel y a la banda The Cure cuyo tema de 1978 Killing an Arab –inspirado precisamente en esta obra- sobrevuela el metraje y llega incluso a sonar. El Extranjero de Ozon no resulta incoherente por la inclusión de estas licencias estilísticas y extratemporáneas y encancila con sus imágenes, desconcierta para bien con un planteamiento narrativo totalmente bajo el punto de vista de su protagonista el indescriptible Meursault – todo es tan nihilista, impasible y gélido como el personaje- y arrebata con momentos poéticos que enlazan con la propia biografía de Camus. En definitiva, un trabajo cinematográfico de primer orden que no gustará a todo el mundo pero que debe saludarse como uno de los mejores trabajos de Ozon hasta la fecha.
Es de mencionar el estupendo trabajo que hace el joven actor Benjamin Volsin como Meursault , el argelino-francés (al igual que Camus) que en el país africano - colonia francesa en gran parte del siglo XX- vive, al igual que el resto de ciudadanos blancos galos, ajeno a la verdadera realidad de aquel país y además ajeno a cualquier sentimiento, emoción o empatía exterior. El fallecimiento de su madre y su supuesta vivencia de su nueva situación no harán más que mostrar el del joven ante la vida y solo un trágico acontecimiento qu le llevará a prisión y a una posterior condena a muerte hará salir las razones que el propio Meursault percibe como causantes de su comportamiento y de su visión de la existencia: la labor del actor está tan conseguida que resulta casi una clase magistral dramatizada del pensamiento de Camus en esta obra, incluyendo su visión sobre la religión, la moral y el sentido absurdo de la vida. Sin caer en lo pedante y siempre apoyándose en poderosas imágenes y en una descripción conceptual y narrativa muy meticulosa- tal y como se correspondería a un film tan ambicioso desde el punto de vista narrativo- El Extranjero es un filme sugerente y poderoso que resulta una delicia que se encuentra ahora en nuestras pantallas.

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