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Es raro que un nuevo filme estrenado de Jim Jarmusch pase desapercibido por la crítica y los festivales de cine (lo del público es otra cosa), pero en esta ocasión (y escasas veces esto ha ocurrido) parece que la taquilla y la aceptación de un público más amplio están respaldando al último filme del cineasta de Ohio, primer premio en la Mostra de Venecia de 2025 y tal vez uno de sus mejores filmes en los últimos años aunque no se trate de una de sus obras maestras. Jarmusch, cineasta quintaesencial del cine indie de los 80 y 90 y gran renovador histórico del séptimo arte estadounidense a finales del siglo XX gracias a su adaptación de los postulados del cine europeo de autor a la idiosincrasia artística americana, en realidad tiene ya poco que demostrar en su larga carrera y de hecho esta cinta lo que se dice aportar algo nuevo no lo hace, pero es una película inteligente, muy medida (como suele ser habitual en el director) y que toca hace reflexionar y tocar la fibra del espectador aunque sin llegar a conmover. Como en otros filmes de Jim Jarmusch esta Father Mother Sister Brother se encuentra dividida en segmentos (tres) y en todos ellos se reflexiona sobre las relaciones familiares, el paso del tiempo y la influencia parental en la vida de los hijos. En espacios concretos mayormente y con un devenir temporal casi a tiempo real, el cineasta trata de poner en relieve como las relaciones entre padres e hijos lastran siempre de los mismos problemas y dificultades sea cual sea el marco espacial en el que tenga lugar (EEUU, Irlanda, o Francia, los países donde se desarrolla cada una de las partes) y que todo al final puede resumirse en una comunicación limitada y en secretos que se guardan a veces para siempre.
Habituado a rodar en diferentes países, Jarmusch en esta ocasión no muestra especial atención por las peculiaridades culturales de cada uno de los tres países donde se desarrollan sendos relatos y si más interés por los personajes como modelos universales de los roles de padre, madre y hermanos. En la primera historia, Father , un hombre (Adam Driver) y una mujer (Mayim Balick) cuarentones van a visitar a su padre septuagenario viudo (Tom Waits), un ser aparentemente senil y desnortado que parece vivir con pocos recursos en un pueblo norteamericano pero que en su excentricidad saca los colores a su hijos con sus apreciaciones; en Mother, una exitosa escritora retirada (Charlotte Rampling) recibe en su residencia dublinesa a sus hijas (Cate Blanchett y Vicky Krieps) las cuales no parecen tener muy fluida relación entre ellas pese a los esfuerzos hacer un encuentro agradable y tampoco parece que tengan una visión muy cercana de su progenitora, una mujer independiente y demasiado centrada en si misma pese a que intenta aparentar ser un madre modélica; y por último Sister Brother presenta a dos jóvenes mellizos norteamericanos (India Moore y Luka Sabaat) que se encuentran en París para e las pertenencias en la residencia de sus recién fallecidos padres, unos seres que descubrirán llenos de secretos que de alguna manera les condicionaron a ellos. Los coches en los que se trasladan los protagonistas al comienzo de los episodios, los jovenes skaters que ven en todos ellos y un reloj Rolex en la muñeca de algún personaje son elementos comunes que aparecen en todos los segmentos, cada uno con su significado (el paso del tiempo y el tránsito en la vida puede incluso ser un nexo común en todos estos elementos). Muy buenas interpretaciones -especialmente de los dos más veteranos, Waits y Rampling- dentro del excelente reparto coral que logran transmitir la esencia del propósito del filme y hacerlo una experiencia identificable y cercana para el espectador, como debe corresponderse a cualquier filme con temática de relaciones familiares que trate de ser una muy buena película.

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