lunes, enero 13, 2014

El Aparatito Lumiere EL MÉDICO (THE PHYSICIAN)






*** y 1/2

Un enorme presupuesto y un soberbio despliegue técnico para una lujosa producción europea que cumple más que con creces su propósito de ofrecer una atractiva combinación de espectáculo y epopeya histórica con trasfondo intelectual. El cine esta vez ha sido paciente y ha sabido esperar más de quince años en adaptar el famoso best seller de Noah Gordon y con un resultado más que aceptable pese a algunas irregularidades. Producida en Alemania y rodada en inglés con un competente reparto internacional, The Physician logra transmitir el propósito de la novela que era el de mostrar las vicisitudes de la ciencia en la edad media en lucha encarnizada con las religiones y los prejuicios de una sociedad atemorizada y sumisa ante sus líderes. Mostrando el desfase en la concepción de la medicina en el siglo XI entre occidente y oriente en donde árabes y judíos eran la vanguardia de la medicina y la ciencia en contraposición a un mundo cristiano europeo atenazado por el feudalismo y por las restricciones sociales y morales del cristianismo de entonces, el claro desarrollo dramático de la historia narrada en esta película logra ofrecer un sencillo pero didáctico fresco histórico estimulante de las diferencias de desarrollo científico entre el mundo judiomusulmán y el cristiano desvirtuado, claro está, por el propio devenir de la historia principal que a veces resulta un tanto apresurado y con algunos agujeros.

Las andanzas del joven Rob Cole (Tom Payne) el joven inglés primero aprendiz de cirujano barbero charlatán en su país y después aspirante a Hakim o médico en Persia han cautivado a millones de lectores en todo el mundo y se presentan en la pantalla como una crónica tan interesante, entretenida y vistosa como a veces superficial y poco clara en su equilibrio entre la intelectualidad y la evasión (síndrome típico de muchos best seller literarios y sus adaptaciones al cine). Este tal vez sea el principal lastre de una película muy bien rodada por Phillip Stölzl que pese a su cuidada ambientación, su matizada fotografía, su imponente vestuario y la excelente música de Ingo Frenzel muchas veces desconcierta al espectador con elipsis narrativas (fruto de eliminaciones de pasajes de la novela original) y una no siempre bien empleada combinación de recursos estilísticos de diferentes géneros (drama, aventura épica, cine histórico tanto de glamour de superproducción como de estética miserabilista). Stellan Skarsgard, Vincent Perez, Emma Rigby- muy poco creíble en el papel de Rebeca, el amor judío de nuestro protagonista- y el siempre eficaz Ben Kingsey como el eminente médico persa Ibn Sina completan el reparto. Al final, la sensación que queda es de ver una película que en su afán de agradar y maravillar al espectador a toda costa se ha dejado cosas en el camino, pero no por ello el filme se reseinte en absoluto. 

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