sábado, agosto 23, 2008

El aparatito de Lumiere - WALL-E


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Mucho más que la película del verano. Algo más que una película de animación. Wall-E rompe con la tendencia de los filmes de animación por ordenador en los últimos años al presentar una historia esquemática, concisa y enormemente emotiva en lugar del típico mamotreto lleno de gags, personaje y excesos de palabrería de estos. Encantadora y conmovedora tanto para niños como para adultos, WALL-E no abusa sin embargo ni de ternurismo fácil ni de ñoñeria en ningún momento. Se trata de una fábula sobre la necesidad de sentirse querido y sobre la búsqueda de un sentido a la existencia vital, es por tanto una historia vitalista y humana contada, paradójicamente, a través de máquinas: robots y ordenadores son sus protagonistas. Al mismo tiempo, la película es un reflexión sobre el destino de neustro planeta y hacia donde se dirige la humanidad: ¿hacia su propia destrucción? ¿Hacia el nihilismo, la autodestrucción? Ambientada en un futuro (siglo XXXII), en donde la tierra ha sido deshabitada a causa de la contaminación y la polución y en donde la vida en enormes y sofisticadas naves espaciales que surcan el espacio hasta que la tierra vuelva a ser habitable se postula como la única alternativa en medio de una felicidad consumista impostada, un robot recogedor de residuos metálicos llamado Wall-E es el protagonista y vertebrador absoluto de la historia. Wall-E pertenecía a un modelo especial de robots chatarreros que antes de que al tierra fuese deshabitada se dedicaba a recoger deshechos de metal y convertirlos en pequeños cubos. Alguien se olvidó de desconectarle cuando la especie humana hizo mutis en al tierra y en medio de un paisaje postapocalíptico y desierto dedica su existencia a realizan montañas de cubos de chatarra, alimentado por la energía solar. Roñoso, rudimentario, y desplazándose mediante ruedas oruga, el bueno de Wall-E encuntra un sentido a su vacia (aunque el no es consciente de ello) ante la llegada de EVA, un robot femenino de apariencia simple pero enormemente sofisticado y moderno, procedente de la nave crucero donde viven ahora los humanos, y cuya misión es encontrar pruebas de que la tierra vuelve a ser un lugar habitable.

La película tiene escasos diálogos, Wall-E y EVA apenas hablan y casi se limitan únicamente a pronunciar el nombre del otro. El resto de personajes (robots, máquina o humanos) tiene más diálogos, aunque tampoco demasiado. Ni falta que hace; es mediante situaciones, lenguaje gestual e imágenes como se cuenta esta bonita historia. Wall-E no es más que un cacharro, pero al personaje se la imbudo una enorme expresividad tanto en movimientos y gestos impensable hace pocos años en una personaje de dibujos infográficos que representa a un robot. El muñeco encandila al espectador desde el primer momento, pero no es el único recurso para que se siga con pasión esta historia, ya que tanto personajes como situaciones y escenarios están dispuestos para hacer atrapar al público de una manera total. La película utiliza una animación por ordenador 3D verdaderamente revolucionaria hasta el momento, totalmente creíble en decorados (la ciudad desolada y chatarrera, impresionante) y en naves y objetos tecnológicos, diseñados con todo lujo de detalles. Debe de llevar tiempo diseñar unas escenografías de ese tipo, como también conceptualizar y elaborar muchas escenas, sobre todo aquellas de más acción y con multitud de personajes cibernéticos: hay una cuantas de ese tipo que son una verdadera maravilla. Por el contrario, el diseño de personajes humanos se antoja rutinario y poco vistoso. No obstante, no todo es animación en al peli, ya que en no pocos momentos se combina el dibujo pro ordenador con al imagen real, especialmente en impresionantes paisajes y en la aparición de varios personajes humanos, en su mayoría figurantes, aunque también es verdad que hay un actor de carne y hueso que ostenta cierto protagonismo, como es Fred Willard, que interpreta al presidente.

La película además ofrece una muy lograda utilización del color y contiene travellings y escenas panorámicas deslumbrantes. El mensaje del filme, de esperanza y de redención de una especie humana que camina hacia el hedonismo y la deshumanización, esta excelentemente presentado; allí nada falta ni sobra, como debe de ser. Son impagables las escenas en la nave-colonia espacial, en donde ciudadanos y ciudadanas obesos se entregan a una total desidia consumista, consecuencia de las actuales tendencias de la vida actual. Estupenda música de Thomas Newman con buena canción en los (geniales) títulos de crédito finales, a cargo de Peter Gabriel. Disney Pixar de momento ya gana la batalla a Dreamworks dentro de la pugna que ambas compañías llevan manteniendo desde hace tiempo por el reinado de la animación. Dicen que puede que esta película compita en los Oscar como mejor película…¿por qué no?

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