lunes, febrero 09, 2009

El aparatito de Lumiere - EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON (THE CURIOSUS CASE OF BENJAMIN BUTTON)


**** y 1/2



La película más nominada de los Oscar realmente parece eso, una película para arrasar en la noche de los Oscar. Con un director con talento como David Fincher (que por cierto firma aquí su mejor película), un megaconocido actor protagonista como Brad Pitt, unos productores curtidos en mil y exitosas batallas como Kathleen Kennedy y Frank Marshall, antiguos socios de Steven Spielberg, y un guionista con un Oscar bajo el brazo como Eric Roth (Forrest Gump), no es extraño que este filme destile ambición por los cuatro costados. Tal ambición esta plenamente justificada ya que El curioso caso de Benjamín Button, es una gran película, y además de agradable visión y muy bien contada. No llega a obra maestra por su algo sobredesarrollada pretenciosidad y lo deficientemente explícito de su mensaje. El punto de partida, una novela breve del gran maestro de las letras norteamericanas Francis Scott Fritzgerald (1896-1940), escrita en 1921, suponía un enorme reto narrativo para una película, además de un esfuerzo técnico por lo peculiar de su argumento, la fabulosa historia de un hombre que nace con los síntomas de la ancianidad y que con el paso del tiempo va rejuveneciendo. En esta adaptación la acción, originalmente situada entre 1860 y la I Guerra Mundial, se atrasa unos años para hacerla coincidir con la época actual, concretamente entre 1918 y 2007, y en general la versión es bastante libre aunque se mantiene la esencia de la historia. La adaptación se ciñe una dimensión más vital e introspectiva que épica, merced a un buen ejercicio de estilo narrativo que hace creíble una historia rocambolesca y extravagante que no cae ni en el ternurismo impostado ni en la lágrima fácil. El transcurso del tiempo en la película (90 años) se refleja adecuadamente utilizando la progresión natural de la (peculiar) vida de un personaje sin mostrar sucesos verdaderamente extraordinarios en la existencia de este, ni tan siquiera importantes giros de guión. Ahí reside la genialidad de un guión, que pese a algunas carencias, termina seduciendo irremediablemente al espectador.

Esta película tampoco abusa de los convencionalismos de lo fantástico, (como en un principio se podría suponer, atendiendo a su premisa argumental) y contiene el melodrama; visto a esto a muchos les podría parecer una película sin atractivo para el público medio, pero esto en realidad no ocurre gracias a la sencillez y al claridad con que se nos narra este cuento de hadas. La crónica histórica americana que hace (mas costumbrista que de acontecimientos) esta muy bien conseguida y cada época del siglo XX aparece excepcionalmente reflejada; siempre a los ojos de ese Benjamín Button cuya extraña condición le hace concevir su existencia y la de los demás de un manera harto extraña: entre vital y temerosa, la pura dualidad del ser humanoLa bellísima fotografía, logra añadir un espectáculo visual acorde con las sublimes pretensiones del filme.


Nueva Orleáns es el lugar donde se desarrolla la mayor parte del filme y en donde Benjamin comienza su vida, en donde desde el priemr momento al muerte y al decrepitud han estado presentes, ya que ha sido criado en un asilo de ancianos en donde su padre, un rico industrial, le abandonó ante su “deformidad”. Con una bondadosa mujer negra, empleada del asilo, como madre adoptiva, Benjamin comienza a aprender de la vida de delante hacia atrás. Así, un amor que en un principio parecía imposible como el que vive con Daisy (Cate Blanchett), pronto encontrará su “final feliz” pero, pro desgracia y por los caprichos de ese tiempo que para el protagonista va hacia atrás, no será definitivo.

La interpretación de Brad Pitt, ultramaquillado (a veces con retoque digital, ojo) para dar vida a un personaje durante diferentes edades, es esforzada y conmovedora: su mejor interpretación. Blanchett no se queda atrás – sus escenas como una anciana son especialmente brillantes- en su actuación transtemporal, y es de mención la revelación de al película, al actriz afroamericana Traji P. Henson, como Queenie, la enérgica madre adoptiva del protagonista. Y, finalmente, mencionar los excelentes maquillajes los que se someten los personajes para reflejar el avance del tiempo y los efectos especiales, como los que superponiendo el rostro caracterizado de Pitt en el cuerpo de un niño consiguen crear un anciano de 7 años.

Lo más reprochable de la peli es que no sepa transmitir como es debido su mensaje, que es el de la dificultad de cómo encarar el paso del tiempo y el de la dramática relación del ser humano con la muerte, y que el público se quede con una historia de amor mas bien complicada. Hay muchos personajes de enorme atractivo (Nguda el aventurero pigmeo, la peculiar espía británica Mrs. Abbot, el incorregible capitán Mike, el senil Sr. Dawns), que van pululando en esta subvertida línea del tiempo que vive Button y que refuerzan los argumentos de caldiad de la película, lo mismo que el recurso a pequeñas y descontextualizadas historias insertas en la trama e imágenes de cierto sentido simbólico. Una película bella y estimulante, que justifica el paso por las salas en algún momento de las próximas semanas.

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