martes, julio 13, 2010

El aparatito de Lumiere - LA VIDA PRIVADA DE PIPPA LEE (THE PRIVATE LIVES OF PIPPA LEE)


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Una comedia dramática que se mueve entre los registros de lo comercial y lo independiente y que pese a tener sus atractivos (un reparto rutilante y eficaz, principalmente), no consigue ser una buena película. Dirigida por la directora y escritora Rebecca Miller, quien plasma en imágenes su propia novela, nos cuenta la historia de Pippa Lee (Robin Wright Penn) un ama de casa cuarentona casada con Herb (Alan Arkin) un editor jubilado 30 años mayor que ella. Pippa ha llegado un punto en su vida en el cual se da cuenta que todo lo que ha hecho no ha tenido ninguna recompensa y que su pasado, especialmente condicionado por la figura de una madre excéntrica y desequilibrada (María Bello), no era el mejor punto de arranque para la vida rebelde y de éxito transgresor con la que soñaba en su juventud. Este punto de partida promete al principio, pero la película termina perdiéndose en subtramas fallidas y puntos de conexión argumentales muy débiles. Existen dos contextos argumentales principales, pero ninguno esta ni clara ni atractivamente expuesto, por un lado la rebeldía de una mujer madura contra si misma y sus extrañas circunstancias, y por el otro la crónica un tanto amarga de un fracaso personal que quiere ser redimido. Y al final, uno se queda preguntándose “vale, ¿y entonces…?”


No hay obviar, sin embargo, buenos momentos en donde es fácil identificarse y encariñarse con los personajes y en donde un tono amable y ácidamente irónico hace más digerible una historia mas bien dramática. Todo ello se consigue gracias a unas excelentes interpretaciones encabezadas por Robin Wright en su mejor interpretación hasta la fecha (que lejanos aquellos días en que era La Princesa Prometida) y el veterano Alan Arkin, en su segunda juventud profesional desde hace unos años tras haber recibido el oscar a mejora actor secundario. También intervienen Winona Ryder, Julianne Moore, Monica Bellucci, y Keanu Reeves quien interpreta con convicción al despechado vecino (y amante) de la protagonista, pese a que resulta un tanto absurdo que a sus 46 años le traten de hacer pasar por un tío de 35. Una película que podía haber dado mucho más de sí.


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