viernes, septiembre 15, 2006

BILBAO, ¿UNA CIUDAD QUE MARCA TENDENCIAS?



Fue el llamado “Efecto Guggenheim”, ese del que se hablaba en 1997 cuando en la capital vizaina se inauguró aquel psicotrónico edificio diseñado pro el vanguardista arquitecto Frank Gehry y que iba a albergar un museo de arte moderno propiedad de la Fundación Guggenheim, aquella que ya tenía aquel otro famoso obra de Frank Lloyd Wright en NYC y que aparece en todos los libros de arquitectura y de arte moderno Pero lo fue también esa increíble transformación, esta mutación salvaje que desde finales de los 90 y bajo la sinuosa sombra de la galería experimentó la ciudad de Bilbao, dispuesta a despojarse de los escasos restos de su pasado industrial que aún persistían no ya en su economía o en su imagen sino en la mente colectiva y en la cultura de sus habitantes. Ya no había acero, ya no había barcos, ya no había humo, desde principios de los 90. El “cielo metalúrgico” de Zunzunegi que se extendía hasta la margen izquierda del rio Nervión había dejado paso a un cielo cantábrico neutro, tan gris y nuboso como el de Gijón, Donosti, Santander. También lo era así antes, solo que ahora era menos rojizo y abrasado. Lo cierto que en los últimos 10 años Bilbao, nueva ciudad de servicios, ha ido transformándose, limpiando su cara, reverdeciéndose. Ya es una ciudad elegante, contemporánea, provista de todos los minuciosos detalles necesarios (esculturas urbanas, parques de diseño, lujosos hoteles modernos, espacios de respiro, puentes sobre la ría) para convertirla en una ciudad de indudable tirón turístico y de lujosa factura estética. Porque la reinvención de Bilbao, por bastante intrascendente y desapercibida que pase para muchos de sus habitantes, es toda una metáfora de la regeneración, y además sin romper absoluto con el pasado y con la tradición, esa cosa que por suerte o desgracia nos gusta mucho (demasiado) a los vascos.

Sin obviar lo mucho que aún queda pro hacer para que Bilbao tenga una óptima calidad de vida y sin olvidar que la gestión de la ciudad y de su nueva encarnación es mejorable (y dando tiempo a que se desarrollen los nuevos proyectos que se pretenden hacer), es evidente que Bilbao se ha encontrado a si misma como una ciudad ¿moderna? ¿europea?, ¿mas europea, ejem, que española?. Publicaciones y páginas web de todo el mundo ya bien sea sobre turismo, moda, gastronomía, ocio, arte, cultura ya parecen haber dictado una sentencia: Bilbao marca tendencias en el arte, en las costumbres, en la moda. ¿Es esto así? ¿En que se basan?

Algo ha cambiado en los bilbainos y bilbainas, en sus últimas generaciones, especialmente, algo que les ha hecho conscientes de ser habitantes de una nueva ciudad, donde la ría ya no es marrón y en sus orillas paseos y parques de tiralíneca belleza reemplazan a grises muelles y abandonados astilleros y en donde los visitantes de toda procedencia vienen atraídos por el brillo metalizado de ese imponente edificio, tal vez convencidos de que es una señal inequívoca de que se encontrarán con una vanguardista y estéticamente transgresora eurocity a la altura de Berlín, Ámsterdam, Barcelona, París, Milán. Muchos ciudadanos de Bilbao ya saben que, al menos por el momento, Bilbao esta bastante lejos de dichas ciudades, estética y ecológicamente hablando, pero ya existe la conciencia mas o menos generalizada de que su ciudad es capaz de brindar oportunidades de ocio, económicas y de calidad de vida que en el pasado no tenía y de las que muchas otras grandes urbes del Estado Español carecen en la actualidad. Cada vez afloran más “razas” cuya existencia anterior en Bilbao era minoritaria, invisible o sencillamente inexistente: clubbers, DJs de élite, diseñadores, artistas conceptuales, hosteleros con ideas innovadoras…la vida de ocio, un indicador bastante (por no decir totalmente) fiable del grado de modernidad de una ciudad parece que corrobora el nuevo status de la ciudad vizcaina como espacio de nuevas tendencias. Pero no nos engañemos, cualquiera puede darse cuenta de que este nuevo ocio contemporáneo en Bilbao no ha hecho si no nacer y que a la criatura aún le queda crecer. Pero por el momento, sus primeros pasos parecen prometedores. Cafeterías, pubs y bares de novedosos diseños y decoraciones ya se han consolidado, y estos y locales de actuaciones, galerías de arte y espacios culturales experimentales (no voy a decir nombres) figuran en las guías de ocio, culturales y artísticas de todo el mundo.

El nuevo Bilbao ya esta en el mapamundi. En las guías turísticas. Y citado como una de las ciudades más importantes de la geografía ibérica. Con el Efecto Guggenheim como detonador de un miniboom turístico que ha sido el origen del boca a boca que ha convertido a Bilbao a ojos del resto de la humanidad (y no de los propios bilbainos) en una ciudad asociada a la palabra modernidad. Lo es, la verdad, aunque aún tenga que convivir –como no podía ser de otra manera- con su poderosa imagen del pasado. Es curioso como incluso el Casco Viejo bilbaino (las siete calles de toda la vida) ha experimentado también cierto cambio en su atmósfera, en sus rincones, en sus aceras. Persisten los bares de toda la vida, los de los txikiteros; pero algo nuevo se observa en muchos bares y restaurantes (la gastronomía tenía que verse afectada en esta transformación, de una u otra manera) una veta de modernidad que torpemente intenta introducirse en un dificilmente renovable monolito totémico de la vida diaria. Insisto, los cambios aún no han hecho más que empezar: Veremos como transcurren.


Increíble, Bilbao hoy es vanguardia. Tiene al Guggenheim como punta de lanza, como nuevo icono y como su símbolo, algo de lo que carecía en el pasado; porque si Barcelona tenía la Sagrada Familia, Madrid la Cibeles, París la Torre Eiffel, Londres el Big Ben, Sydney el Teatro de la Opera, Buenos Aires el obelisco, Bruselas el Atomiun, ¿Qué tenía Bilbao? Bilbao es precisamente, en todo el mundo, la ciudad del Museo Guggenheim. Un museo de Arte Moderno en una ciudad moderna. Pero, ¿Bilbao llega a marcar tendencias en todo el mundo, como se ha llegado a decir desde algún medio de comunicación? (y no de Bilbao). Ya se ha comparado a la capital vizcaina con otras urbes que si que constituyen una probada influencia estética: Ámsterdam, Nueva York, Londres, Hong Kong, París. Uno, que no esta metido en este mundo de las páginas de estilo de periódicos y revistas no en las revistas de moda, no llega a apreciar ninguna difusión internacional de un “Bilbao Style” de repercusión internacional, y la verdad es tampoco se hasta que punto el estilo Ámsterdam o Venecia impregna la moda, el arte o la música (¿por que no?) de todo el mundo. Otra cosa es lo de la influencia de Viena, París o Londres, de larga trayectoria a lo largo del tiempo y con influencias fácilmente citables incluso por el menos lego en diversas manifestaciones de la cultura que van desde la literatura hasta los modos de vida. Sin ir mas lejos, Londres, si en otras épocas exporto su Swinging London y su pop, sus Angry Young Men o el punk, y hoy hace lo propio con su “club culture” o si Viena ha tenido al influencia secular de Gustave Klimt como renovador artístico a principios del XX, pro no hablar la revolución científica, intelectual y social que supuso el psicoanálisis, ¿que es lo que esta ofreciendo ahora Bilbao, estéticamente hablando, a la cultura occidental?


Se habla del “look de titanio”, en referencia al material externo con el que esta construido el museo, tal vez esto es evidente en la imagen de la ciudad, pero ¿en el de la gente? También de un tipo de vestir “étnico” en las nuevas generaciones, cosa que puede ser cierta si nos centramos en algunos colectivos mas alternativos, aunque yo mas bien me fijaría en toda esa amalgama estética efectivamente alternativa tanto masculina o femenina (porque Bilbao por múltiples razones sociales, culturales políticas y estéticas debe ser una ciudad alternativa y digámoslo, culturalmente “indie”) con múltiples ramificaciones muchas veces inconexas que pasan por el punk, el afterpunk, el movimiento okupa, el frikismo, la contestación radical, y últimamente la estética DJ Culture, Clubber y techno. Y sin olvidar la mezcolanza cultural que la inmigración esta provocando en Bilbao con las miradas puestas en el africanismo y el indigenismo americano, principalmente (de ahí lo étnico, posiblemente, pero ¿mas que en otras ciudades?) Dejemos a un lado a los buenrollistas (puaj!), que en Bilbao siempre han tratado de demostrar las (inexistentes) bondades de su imaginario estético e ideológico cuando en realidad no podrán nunca integrase en la dinámica de los cambios de una ciudad de los que son fervientes enemigos por motivos de puro ombliguismo.


¿Qué otras supuestas tendencias exportables hay en Bilbao?¿¿Esta el rollo arty? Esto es muy deducible en ciudades donde existen museos importantes especialmente si son de arte moderno (caso de Bilbao): Ahí tenemos NY, Venecia (lado moderno y clásico), Berlín, Viena. No se puede decir que Bilbao sea una ciudad mayormente arty, hace falta una mayor cultura artística por parte de sus habitantes (aunque ojo, la que se tiene actualmente en Bilbao no es moco de pavo), pero bien es cierto que, por influencia, algo se esta moviendo. Y si no, ¿qué hace tanta escultura y arquitectura moderna en las calles de Bilbao, ¿y que decir de los nuevos parques y plazas? Los nombres de Norman Foster, Akira Isozaki, Calatrava, Pelli o Mariscal ya son casi tan populares en el “botxo” como los de Don Diego, Casilda Iturrizar, Mari Jaia, Don Celes…No obstante, Bilbao será realmente una ciudad arty cuando encuentre su propia estética, algo que esta en vías de conseguir.

En definitiva, tal vez sea demasiado pronto para hablar de Bilbao como de una ciudad que marca tendencias. Se trata de ir por ese camino, eso si, pero este no es tan sencillo. Y es que las tendencias dentro de una ciudad pueden ser infinitas. Un paseo pro la calle Somera, en el caso Viejo, nos pone en contacto con el underground Bilbaino: Tiendas de ropa de segunda mano, posthippy o étnica; tiendas de rarísimos CDs de importación, establecimientos de tattoos; souvenirs de pop culture; articulos frikis; tiendas de cómic underground. Unas calles más cerca, los bares de txikitos y las tiendas de toda la vida. Todas las subculturas de la ciudad que van emergiendo y floreciendo tendrán algo que decir en progresiva transformación de Bilbao en una ciudad de vanguardia que marca tendencias, una transformación que esta en marcha y cuya encarnación definitiva aún no es exacta. Tal vez, sin la lacra que ha venido lacerando en los últimos tiempos este proceso adquiera una nueva y revitalizante dimensión.

1 comentario:

  1. Tu blog está muy bien.He caído por casualidad por aquí y me ha alegrado leerlo.

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