lunes, abril 23, 2007

El aparatito de Lumiere- PROGRAMA DOBLE: ALPHA DOG y SUNSHINE

ALPHA DOG

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Una más que interesante película independiente norteamericana dirigida por Nick Cassavettes, hijo del reputado director y actor desaparecido John Cassavettes, quien ha terminado por postularse como un gran director, siguiendo los pasos de su padre. Alpha Dog cuenta un hecho real acaecido en California a finales de los 90 y que tenía como protagonistas a unas bandas juveniles semimafiosas dedicadas al tráfico de droga. Dicha (increíble) historia ha generado una película de serie negra con secuestros, crimen y luchas entre bandas de delincuentes con la peculariedad de que está ambientada en soleados pueblos costeros estadounidenses, lujosos barrios residenciales y sus protagonistas son veinteañeros la mayoría de ellos de clase media-alta o alta, que pese a tenerlo de todo caen rendidos ante el encanto de la marginalidad y del delito, llenando su cuerpo de tatuajes imposibles, flirteando con las drogas duras, y dedicándose al tráfico de drogas a pequeña escala . El cabecilla de una de las bandas de la ciudad, Johnny Truelove (Emile Hirsch) debe dinero a su “colega” Jake (Ben Foster), por lo que decide marcharse junto con parte de su banda a otra ciudad, no sin antes secuestrar casi de casualidad al hermano quinceañero de Jake, Zakk (Antón Jelchin), un chaval que estaba comenzando a tomar el mal camino de su hermano. Pero el secuestro parece de todo menos secuestro, ya que el jovencísimo Zakk se lo pasa en grande durante su cautiverio yendo con parte de sus captores de fiestón en fiestón y conociendo todos los excesos toxicológicos, etílicos y sexuales de los colegas de su hermano. Mientras tanto, su familia, en especial su madre (una soberbia Sharon Stone) viven angustiados su cautiverio, y uno de sus secuestradores, Frankie (Justin Timberlake) vive angustiado la injusta situación del chaval, al contrario que Johnny, el prepotente cerebro de la operación.

Alpha Dog es una película curiosa, muy relista, y que trata un tema poco conocido, como es el de bandas de delincuentes de niños ricos nortemericanos cuya incursión en el delito es más bien un puro capricho que termina con funestas consecuencias, y todo con la vista gorda de sus padres. Hay un claro tono de denuncia en esta película, sirviéndose de un ejemplo real, y un retrato antropológico de ciertas tribus juveniles muy bien conseguido. El cóctel de contrastes entre lujosas residencias, orgías juveniles y sórdidos asuntos delictivos y una violencia injustificada e irracional de la que hacen alarde algunos de sus protagonistas, es espectacular, y a ello ayuda el tono documental e la película, con un falso entrevistador incluido en algunas escenas quien interroga a los personajes, en momento posterior a la narración de los hechos.

Funciona también muy bien la mixtura de thriller y comedia, que dibujan muy bien tan pintoresca historia. Pero ojo, esta no es una película para sonreir; el mensaje final y lo dramático de la historia, que cada vez va mas in crescendo, dejan un regusto muy amargo del que poco positivo puede sacarse. Muy buenas interpretaciones de un joven plantel de actores donde sobresalen Emile Hisch, Anton Jelchin, Dominique Swain (Lolita de Adrian Lyne) y el cantante y ex chorvo de Cameron Diaz Justin Timberlake. También intervienen consagrados y famosos actores como Bruce Willis, como el irresponsable padre de Johnny, Harry Dean Stanton y la ya citada Sharon Stone, en uno de los mejores papeles que se le receurdan: atención a los momentos finales con una irreconocible (engordada gracias al maquillaje) Stone.



SUNSHINE

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La verdad es que es una buena, buenísima noticia el que por fin se estrene una excelente película de ciencia-ficción tras unos años de auténtica indigencia creativa de este género en el cine. Y tampoco lo es menos que esta sea la mejor película del director británico Danny Boyle desde su ya mítica Trainspotting (1995). Sunshine se perfila como una pequeña obra maestra de la ficción científica y en una de las mejores películas estrenadas últimamente, pese a que en realidad no sea excesivamente innovadora - cuando lo que más se agradece en este género es que se introduzcan ideas y conceptos nuevos y rompedores- y este plagada de homenajes, referencias y guiños a otros clásicos de la Ci-Fi. Pero Danny Boyle ha hecho un trabajo magnífico en un filme que contiene todos los ingredientes para entusiasmar a los seguidores más exigentes del género: épica, filosofía, misticismo, espectacularidad, sorpresa, suspense. En fin, toda una delicatessen filmada con esmero y competencia y que además apenas utiliza los típicos efectos digitales y de pantalla verde, ya que esta rodada en espectaculares decorados reales.


Aunque la historia de partida suene a la típica superproducción tema “vamos a salvar al mundo”, es en realidad mucho más: a mediados del siglo XXI el sol esta a punto de apagarse, y ocho científicos de diferentes países, 6 hombres y 2 mujeres, son enviados en una aparatosa nave espacial hacia el astro rey con la intención de lanzar desde allí una bomba para reactivarlo. La misión durará mas de una año, y tras 16 meses de viaje la nave Icaro II, inmunizada ante el abrasante calor del sol, se va acercando a su objetivo, pero la tripulación recibe un misterioso mensaje por radio, al parecer proveniente de otra nave que fue enviada antes con al misma misión y que fracasó, dándose por muertos a sus tripulantes. Con indudables referencias a filmes como Alien - de la que se hace un continuo homenaje- o 2001 una odisea del espacio, la película se vertebra en un guión cargado de tensión y repleto de inteligentes giros y sorpresas en donde hay sitio para la acción, la reflexión ético-religiosa, el suspense, el drama, los perfiles psicológicos e incluso el terror. Uno al final termina metiéndose en al piel de la desesperada tripulación (que una vez mas recuerda inevitablemente a la de Alien, en especial a lo tocante a su tortuosa convivencia) a la que se van presentando uno tras otro complicados dilemas en mitad de su propia lucha interior: por un lado saben que deben salvar a la humanidad aunque sea a costa de su vida, sobre la cual desde el principio conocían que era muy fácil perderla, pero por otro lado su instinto de supervivencia les juega muy malas pasadas, hasta el punto de que se dan cuenta que en realidad muchos de ellos son prescindibles en esa misión. El encuentro con una realidad mas allá de la imaginación humana –momento culminante de la peli- les destroza cualquier esquema preconcebido y les pone delante de la más cruda realidad. El eficaz reparto internacional funciona a al perfección sobre todo cuando los ocho personajes muestran sus tensiones y sacan a relucir su rivalidad, no en vano el director recluyó a los actores antes del rodaje en un estudio que reproducía una destartalada nave espacial durante un tiempo como “entrenamiento”. El irlandés Cillian Murphy, un joven actor en alza protagonista de Desayuno en Plutón y El viento que agita la cebada, y que ya trabajo con Boyle en 28 días después, encabeza el reparto en el que también se encuentra Michelle Yeoh (Tigre y Dragón) y Chris Evans (La Antorcha de Los 4 fantásticos).


Esta película cuenta con unas imágenes deslumbrantes y a veces sobrecogedoras, obra y gracia de una fotografía perfecta, obra de Alwin Kuchler. Al estar en las proximidades solares, el fuego y los tonos rojos son los protagonistas de al función, en contraste con la tétrica oscuridad de la nave y el espacio. Un montaje espídico y dinámico, marca de la casa Danny Boyle, con inclusión de inquietantes momentos subliminales, y una banda sonora mas que interesante, realzan a esta formidable rara avis de la ficción científica.

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