miércoles, julio 11, 2007

El aparatito de Lumiere- 28 SEMANAS DESPUES


***

Una más que digna secuela de 28 días después (2002), la película de terror británica dirigida por Danny Boyle que resultó todo un éxito de taquilla internacional. Se puede decir incluso que esta segunda parte, rodada con más medios, es mejor que la primera. De nuevo nos encontramos con la apocalíptica historia de la epidemia de la extraña enfermedad de la ira, la cual se propaga por todo el reino Unido a la velocidad de al luz y convierte a sus afectados en una especie de zombies maniacos, salvajes y asesinos de comportamientos casi animales. La mayor parte de la acción de esta secuela se sitúa, como su título indica, 28 semanas después del final de la anterior película, en la que parecía que la epidemia había remitido tras unos días de lucha de los supervivientes de una cuarentena de 28 días tras un brote vírico con los sanguinarios afectados por dicho mal. En esta ocasión, el responsable de 28 días después, Danny Boyle (Trainspotting, A tumba abierta, Millones, o la reciente Sunshine), no se sitúa detrás de la cámara sino que se centra en las tareas de producción, dejando este cometido a ni más ni menos que el canario Juan Carlos Fresnadillo, que con su primer filme, Intactos (2001), logró convencer a la crítica internacional y en su segunda película ya ha dado el salto a la industria anglosajona con excelentes resultados artísticos y comerciales (la película, como su predecesora, ha sido un taquillazo en USA), demostrando que es un buenísimo director, tal vez de los mejores realizadores que hay en España actualmente. Muy posiblemente su futuro esté en Hollywood.

El propio Fresnadillo junto con sus colaboradores hispanos Jesús Olmo y López Lavigne, es el autor del guión, escrito a partir de un argumento de Rowan Joffe, autor del guión de la primera parte. Esta secuela no tiene a ninguno de los personajes de 28 días después, lo que ayuda al espectador que no haya visto la primera parte y añade además una buena dosis de imprevisibilidad en la historia. No obstante, al película comienza con unos hechos que temporalmente se sitúan en los instantes finales de al anterior película, aunque sin ningún personaje de esta. Si bien está 28 semanas después, carece de la explicación clara y visible de la metáfora socio-antropológica y política que presentaba su predecesora al narrar la extensión en una buena parte de la raza humana de una deshumanización súbita basada en una rabia y una violencia irracional súbitamente adquiridas y que guarda relación con la propia violencia y el odio imperantes en nuestro tiempo, se puede decir no obstante que conserva perfectamente dicho espíritu claramente crítico con la sociedad actual, la clase política, el estamento militar y, en definitiva, con las consecuencias de una cultura de de la violencia, aunque al omitir los prólogos de aquella primera entrega, esta explicación haya que intuirla sesudamente por parte del espectador que no haya visionado aquel acto primero.

Siguiendo los pasos de Boyle, Juan Carlos Fresnadillo ha aumentado el dinamismo de la saga, dotando al filme de un ritmo totalmente vertiginoso combinado con un magistral manejo del suspense. En lo que respecta al guión, ha sido un cierto centrarse esta vez en las victimas inocentes de todo conflicto, los niños, a través de la historia de los hermanos Tammy (Imoggen Potts) y Andy (Macintosh Muggleton), hijos de Don (Robert Carlyle), un hombre el cual se reúne sus retoños evacuados a Europa continental, una adolescente y un niño, 28 semanas después de que el brote de Ira aparentemente desapareciese de Gran bretaña y la vida en la isla comience a normalizarse, por obra y gracia del ejercito norteamericano al mando de la OTAN. La desaparición de la esposa del este en la epidemia marca el drama de los supervivientes de esta familia, mientras que la inseguridad de un rebrote de la epidemia de zombies, contagiada a través de la sangre y la saliva, trae de cabeza a las autoridades y al ejercito yanki en un Londres en donde los toques de queda la convierten en una ciudad fantasmal. El miedo no tardará en hacerse realidad y Tammy y Andy lucharán por su supervivencia en una capital británica que se verá literalmente bajo el más horrible y bestial de los caos.

Fresnadillo no se anda con chiquitas y nos muestra imágenes aún mas espeluznantes que las que Boyle nos ofreció en la anterior entrega. Una fotografía sucia y enfermiza sirve para transmitir el clima de delirio y terror que viven los protagonistas, haciendo que el espectador viva una auténtica angustia. Ya a los cinco minutos del metraje hay acción y horror elevados al cubo, persistiendo al tónico en bastantes momentos del filme. Son muchas las situaciones límite y tremendamente extremas y bestias que describe la película, así como un gore mas acentuado que en 28 días después, lo cual puede que nosea plato para todos los gustos, aunque todos estos momentos están perfectamente colocados en el guión (lo cual no evita a veces un cierta sensación de que a veces falta sentido de la medida). Es muy significativa también la crítica al ejército y al intervencionismo yanki, con algunos momentos paradigmáticos. Una película vibrante y espectacular, que puede que no guste a todo el mundo, que continúa la línea que iniciase su predecesora de reinventar las películas de zombies con trasfondo político y social. Por cierto, el final deja la puerta abierta a una tercera entrega. Ya veremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario