lunes, septiembre 30, 2013

El Apartito Lumiere LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI




 
*** y 1/2


Dentro del últimamente cada vez más limitado cine español (entiéndase la limitación como económica y/o creativa) cualquier producto hecho con ganas, profesionalidad y cierto sentido del riesgo se agradece y mucho independientemente de que se trate o no de una gran película, tal es el caso de la última película de Alex de la Iglesia con la que el realizador bilbaino trata de regresar a sus orígenes (si es que alguna vez los dejó del todo) con una comedia disparatada y pirotécnica con elementos fantásticos al modo de Acción Mutante (1992) o El Día de la Bestia (1995). Claro que a estas alturas ya nadie puede esperar una película sencillamente gamberra o una combinación de gags y efectos especiales sino algo más elaborado siguiendo la estela de las mejores películas de De la Iglesia, que a mi juicio son La Comunidad (2000), 800 Balas (2002), Balada Triste de Trompeta (2010) y por que no El Día de la Bestia. En ese sentido, Las Brujas de Zugarramurdi, se queda algo por debajo de estos cuatro títulos y es una pena porque el director ha sabido manejar muy convincentemente un material goloso e interesante aunque tratado de una manera un tanto caótica para ofrecer un filme divertido y espectacular con cierta hibridación de géneros y subgéneros -pero siempre con la comedia alocada de tintes ibéricos y el género fantástico como catalizadores- que divierte, emociona y arranca la sonrisa en todo momento. Un guión mejorable y una mala articulación de los diferentes retazos y “homenajes” que inspiran la historia por el contrario lastran los logros de una película que podía haber dado algo más aunque tal y como queda el resultado es más que convincente. Siguiendo la tendencia de sus últimas películas, de nuevo nos encontramos con un Alex de la Iglesia dispuesto a hacer ácida crítica social desde la ironía, el sarcasmo y el esperpento  utilizando el cine de acción y el espectáculo salido de madre (esta vez con un claro elemento fantástico y terrorífico) como telón de fondo aunque de manera no tan atinada como en la deliciosa Balada Triste de Trompeta ya que el aspecto formal no ha salido tan redondo como otras veces.    

Utilizando como premisa la historia real-legendaria de las famosas brujas de las cuevas de Zugarramurdi en el valle del Baztán (Navarra) que en el siglo XVII fueron acusadas de brujería y juzgadas y quemadas por el Santo Oficio en Logroño, el bilbaino traza una historia muy diferente ambientada en la actualidad y en donde unas contemporáneas brujas vasconavarras descendientes de aquellas míticas sorgiñas planean la venganza definitiva de su estirpe hacia la humanidad. La crónica de las brujas de Zugarramurdi ya fue contada por Pedro Olea en su Akelarre (1983) pero en esta revisión satírica se ha querido dar un punto original a la premisa desvinculando a las hechiceras con el satanismo y relacionándolas con el culto a la Diosa y a la Madre Tierra dejando así clara la intención del film que es la de mostrar algo así como la cruenta batalla final entre la guerra de sexos entre el hombre y la mujer. Aquí las brujas  aparecen como una especie de quintaesencia maligna de la mujer, dispuestas a vengarse con su poder mágico del patriarcado utilizando como vehículo el mal más absoluto. Y es que Las Brujas…  es la peculiar, irónica y un tanto provocadora visión de ciertos defectos, estereotipos y comportamientos típicos de las mujeres y de su lucha enconada por “dominar” a los hombres, todo tratado con sorna, mala uva y sana risa y con los hombres tampoco saliendo muy bien parados. La película arranca con el robo de un contingente de alianzas matrimoniales de oro en una tienda de “Compro Oro” de Madrid por parte de Jose (Hugo Silva), un padre de familia divorciado desesperado y Tony (Mario Casas) un cani poligonero desempleado y cabezahueca, acompañados del hijo de Jose, Sergio (Gabriel Delgado). Huyendo a Francia con el botín en taxi junto al taxista Manuel (Jaime Ordoñez)  y un rehén  (Manuel Tafallé) el azar les lleva a detenerse en Zugarramurdi donde su destino se cruza con el de una familia de brujas formada por Gracia Barrenetxea (Carmen Maura) una dominante e intrigante mujer de unos 60 años, su madre Maritxu (Terele Pavez) una inquietante y extravagante anciana y su hija Eva (Carolina Bang) una bella joven de estética gótico-punk, rodeadas de las extrañas mujeres de la localidad. Tras los fugitivos corren dos incompetentes inspectores de policía (Pepón Nieto y Secun de la Rosa) y la ex de Jose, Silvia (Macarena Gómez) dispuesta a recuperar a su retoño. A partir de aquí toda una pléyade de situaciones delirantes se suceden trufadas de gore paródico, humor negro y retazos de cine de terror y de suspense además de bastantes momentos de cine de acción y aventuras con mayúsculas en un espectáculo tan (inteligentemente) adrenalinítico y desternillante como a veces excesivo.

La película no trata de detener en ningún momento el surrealismo y la caricatura ya que se trata principalmente de narrar una historia que parodiando de manera bastante esquemática (posiblemente intencionada) el cine de género terrorífico trata de mostrar y desmontar ciertos topicazos de la relación entre hombres y mujeres y todos los disgustos y frustraciones que pueden conllevar y no de una manera muy sutil precisamente. No obstante, resulta mucho más sugerente el ciertamente macabro e inquietante ambiente que se consigue como película fanataterrorífica con un brillante clímax rodado en las cuevas de Zugarramurdi como colofón. En ese sentido la explotación del “reverso tenebroso” de símbolos de la cultura vasca como los cabezudos de Pamplona, el Gargantua de Bilbao, el Ziripot de Lantz, los Joaldunak de Ituren y Zubieta o la canción Baga Buiga Higa de Mikel Laboa resulta un hallazgo realmente genial, así como también se antoja brillante la revisión de algunos mitos ancestrales vascos como lo es sin ir más lejos el matriarcado de la etxekoandre. Con referencias a El Exorcista, Un Hombre Lobo Americano en Londres, Indiana Jones en el Templo Maldito o Las Colinas Tienen Ojos (entre otras muchas) la película resulta además un interesante festín cinéfilo, pero la morosidad de su guión en donde hay fallos de diálogo bastantes chirriantes y una desidia nada convincente en el desarrollo de la historia no hacen que sea una película perfectamente disfrutable. Nada se puede reprochar sin embargo a un voluntarioso y en forma Alex de la Iglesia y a unas interpretaciones muy buenas en especial Terele Pávez (toda una vieja y terrorífica bruja), Macarena Gómez (genial su registro inquietante, a lo Barbara Steele - mítica actriz de terror con la que guarda mucho parecido-), Mario Casas (el personaje más desternillante de la película) y los descacharrantes personajes de las señoras Miren y Kontxi, interpretadas por Santiago Segura y Carlos Areces; además de unos efectos especiales realmente buenos. Una película que sin ser redonda cumple su función de evasión-sátira más que con creces.  

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