jueves, diciembre 19, 2013

El Aparatito Lumiere EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG (THE HOBBIT: THE DESOLATION OF SMAUG)




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No fue muy buena idea dividir en tres películas la adaptación de la mítica novela infantil fantástica The Hobbit (un solo volumen) de JRR Tolkien en tres películas, siendo además la idea inicial la de hacer dos entregas, esto ya lo comenté en su momento y esta segunda parte de la adaptación cinematográfica de Peter Jackson, responsable también de la excelente versión a la pantalla grande de la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-03), no hace sino confirmarlo. Si la primera parte de las andanzas del hobbit Bilbo Bolsón, el mago Gandalf el Grís y los trece enanos en su búsqueda por recuperar su reino perdida en la montaña de Erebor arrebatada por el dragón Smaug era un inteligente y brillante entretenimiento (aunque bastante por debajo de la saga cinematográfica de ESDLA), La Desolación de Smaug se antoja como un filme fantástico mediocre. Efectivamente, pese a que Peter Jackson demuestra su oficio con hermosas imágenes, una narración bien presentada, espectaculares efectos especiales y una vez más una deslumbrante recreación de la Tierra Media de Tolkien en preciosos parajes naturales de Nueva Zelanda, aquí se nota ya que la historia de The Hobbit no da para mucha más ya que entre otras cosas es mucho menos elaborada que la de ESDLA y su tono más infantil no consigue aquella épica legendaria de Los Anillos. Las apariciones y referencias en estos filmes a personajes de la trilogía literaria posterior (y que no figuraban en la novela original de El Hobbit) para engarzar un tanto impostadamente con aquella si bien dan un tono mas oscuro a la historia lo único que consigue es crear una innecesaria segunda trama en la narración que da la impresión de que no pinta nada en el desarrollo del argumento principal. Un exceso combates y escenas de acción para dar empaque “adulto” a la historia no consigue más que lograr el aburrimiento del espectador ante una narración que se interrumpe innecesariamente cada dos por tres.
         


Pese a todo, la película atesora buenos momentos, especialmente cuando Martin Freeman (Bilbo) e Ian McKellen (Gandalf) ocupan la pantalla con el excelente buen hacer en sus personajes. Vuelve Orlando Bloom como el elfo Legolas de ESDLA y se incorporan Stephen Fry como el señor de la Ciudad del lago y Benedict Cumberbatch dando su voz y gestos al dragón infográfico Smaug, cuyos momentos en el filme son de lo mejorcito y más salvable del mismo. Una peli de entretenimiento navideño como otra cualquiera, pero Tolkien siempre se merece mucho más.              
  

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