jueves, enero 23, 2020

1917





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Resulta sorprendente que un filme de estas características este siendo un Blockbuster en taquilla. Aunque esta claro que estamos ante una obra maestra que por ahora constituye lo mejor de la cinematografía de ese superdotado cineasta que es Sam Mendes no es este precisamente un film muy comercial: una cinta bélica, ambientada concretamente en la I Guerra Mundial, rodada insólitamente en teórico plano secuencia, con escasas escenas de acción, narrada a tiempo real, nada de efectos especiales cargantes (los esperables sin embargo en el cine de guerra) y sin estrellas de relumbrón. Estamos ante un loable ejercicio de realización con cierto tono experimental aunque con orientación mainstream que el director consigue saldar con solvencia y maestría ofreciendo una historia en lo que más destaca es precisamente su condición de drama en toda regla. Mendes bebe estilísticamente del Kubrick de Senderos de Gloria, de Sam Peckimpah, de Coppola y por que no, de John Ford (vaya referencias magistrales) y discursivamente del antibelicismo de Dalton Trumbo y de una vez más, de Stanley Kubrick, para firmar una película bélica donde el clasicismo cinematográfico se funde con una desmitificación estilística contemporánea del género todo ello marcado por una manifestación de repulsa a los desastres de la guerra. El estilo documental y verista no falta en este filme en donde el espectador asiste casi en primera persona gracias a un plano secuencia que en realidad no es tal (las habilidades del montaje ha hecho que lo parezca ya que sería imposible dirigir un filme así) a las tribulaciones de dos cabos del ejército inglés que en el frente francés contra Alemania deben llevar un importante mensaje al  coronel de un batallón británico que pretende atacar a los alemanes ignorando que estos les van a tender una emboscada que puede costar muchas vidas entre los ingleses. Una carrera desesperada es la que tiene que vivir los jóvenes cabos Schofield (George McKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) luchando contra el tiempo, contra los alemanes, y contra sus propios miedos penetrando en tierra de nadie cerca de las líneas enemigas.


Un filme así requiere de un esfuerzo técnico enorme y Sam Mendes ha conseguido que todo funcione a la perfección ofreciéndonos un espectáculo deslumbrante. Crudeza, realismo, melodrama y sobre todo una visión realista de la guerra realzada por un diseño de producción más que excelente que supone todo un retroceso en el tiempo hacia la Gran Guerra. Los dos jóvenes protagonistas han hecho un trabajo excepcional en todos los planos, incluido el físico, secundados por intérpretes británicos más conocidos como son Colin Firth, Mark Strong o Benedict Cumberbatch cada uno apareciendo en los tres momentos angulares del filme (inicio, mitad y final) además de significativos otorgando una curiosa estructura a la historia. Puede que gran parte del público haya creído que va a ver otra cosa ya que se ha dicho que este filme es deudor de la puesta en escena del videojuego pero bienvenida sea una audiencia más joven que por fin tiene contacto con el cine con mayúsculas. Una joya que es seria aspirante a ser triunfadora en los Oscar.   


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