martes, febrero 04, 2014

El Aparatito Lumiere LA GRAN ESTAFA AMERICANA (AMERICAN HUSTLE)






*** y 1/2

Últimamente parece que el cine norteamericano con pretensiones va de estafas y delitos millonarios y en ese sentido parece que Hollywood redescubriendo el potencial de esta temática puede que durante un tiempo le de con entregarnos filmes similares a El Lobo de Wall Street o a esta lograda y más que sugerente American Hustle, aunque ya posiblemente con los logros artísticos de estos dos filmes la industria americana se de por satisfecha. El caso es que American Hustle, que se postula como una de las triunfadoras de la ceremonia de los Oscar 2013 resulta un filme tan inteligente y bien estructurado como repetitivo, escasamente original y con una no excesiva convicción a la hora de contarnos una historia desde luego interesante y que en su mixtura de intriga, drama y comedia de personajes no trata de quedarse en al anécdota; ene se sentido se puede decir que la película se queda a medio camino en ofrecer una obra estimulante y verdaderamente trascendente. Nada se puede reprochar a una reparto absolutamente de chapó en donde la tripleta Christian Bale, Amy Adams y Bradley Cooper esta sensacional como colectivo que comparte oscuros negocios e intereses y embrollos sentimentales y a una dirección la de David O. Russell (The Fighter) digna de un cineasta superdotado y deudora de los mejores tiempos de Scorsese o Coppola (aunque, ojo, allí es donde también se encuentran los peros en esta película), pero lo cierto es que este filme, pese a ser más que un buena película, se pone unas pretensiones más bien altas y juega con ramalazos de genialidad para al final no conseguir alcanzar en absoluto la categoría de obra maestra y esto puede resultar decepcionante para los espectadores que se hayan hecho unas grandes expectativas con la película.

Con una realista (y un tanto pretendidamente exagerada y tópica) ambientación en 1978 La Gran Estafa Americana juega sabiamente con la sátira y la caricatura para recordarnos que todo lo que vemos es un trampantojo del que no solo conviene no fiarse sino que tampoco hay que tomárselo muy en serio. Y es que resulta difícil encontrar simpatía o comprensión en un timador profesional con un único objetivo vital de conseguir dinero a toda costa como Irving Rosenfeld (Christian Bale) con una compañera sentimental/de negocio como Sidney Prosser (Amy Adams) a la que solo le importa triunfar social y económicamente además de tener siempre a atado a Irving- separado de una ridículamente posesiva exmujer (Jennifer Lawrence)- y con un agente del FBI débil e imprudente que en su intento por que Amy e Irving colaboren en una operación para dar caza al corrupto alcalde de New Jersey (Jeremy Renner) demuestra ser un patético aprendiz de timador de tres al cuarto. La química entre los cuatro citados actores es total regalando momentos verdaderamente sublimes sin los que la película sería pelín soporífera ya que el ritmo de la acción y el manejo de la  intriga clave que en teoría debe mover la historia se antojan irregulares y a veces insuficientes.

Así, mientras que la caricatura contenida y la crítica social satírica funcionan correctamente la mayor parte de las veces no parece muy acertado en cambio ese recurso a lo más tópico de la cultura setentera ni tampoco a que en determinados momentos se nos ofrezca un pastiche del cine de mafias de hace 40 años con una intervención de Robert de Niro que cae en la parodia barata. Por lo demás, la película tiene un pulso firme y pese a dar vueltas sobre si misma en los minutos finales convence al público con su honestidad y la extraña simpatía/antipatía que transmite su historia.   

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