domingo, diciembre 07, 2014

El Aparatito Lumiere TRASH, LADRONES DE ESPERANZA (TRASH)




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Hay cineastas que muestran un oficio sin parangón a la hora de abordar diferentes y variadas temáticas y géneros y ese el caso del británico Stephen Daldry, quien en esta ocasión ha decidido traspasar fronteras del muy sobeteado entorno anglosajón para contar una fábula universal con moraleja incluida que sin pretensiones ampulosas ni las habituales trampas que se utilizan en el cine actual en filmes de similar tema se postula como una película agradable y honesta que cumple perfectamente su función de narradora testimonial sociológica y de denuncia, todo ello con ciertas dosis de fabulación-idealización que no resultan para nada inoportunas y sí eficaces en su intento de no hacer una película excesivamente dramática o cruda. Basada en una novela de Andy Muligan, Trash nos traslada al Brasil de la emergencia económica pero también de las contradicciones y de la pobreza estructural y persistente (la novela en realidad estaba ambientada en un país sudamericano indeterminado, pero ha sido muy oportuno el trasladar la acción al país carioca). La lucha por la supervivencia en un entorno de miseria de los tres chavales protagonistas residentes en  una favela de Río, de edades comprendidas entre los 13-14 años, convergerá por la lucha contra la corrupción de la clase política que emprenden otros personajes y que al fin y al cabo termina siendo lo mismo. Unos poderosos que no hacen más que seguir robando a los pobres, una clase política impasible y colaboradora de los ricos y una policía corrupta frente a asalariados idealistas, abogados que luchan por los mas desfavorecidos y voluntarios que conocen de primera mano la situación de los habitantes de las favelas. En medio de todo esto, emerge un McGuffin que convierte a los tres adolescentes de la favela en pequeños héroes metidos en una muy peligrosa empresa: un billetero abandonado en donde se encuentran una serie de documentos en clave codiciados por un político de dudosa catadura moral y la policía brasileña.

Con una estética realista pero más escorada a captar la luminosidad a todos los niveles propia del subcontinente sudamericano que al documentalismo más atroz y unas interpretaciones casi improvisadas y que rezuman autenticidad, especialmente las de los jóvenes Gabriel Weinstein, Rickson Tevez y Eduardo Luis, la película funciona muy bien en diferentes lecturas, desde el thriller al cine social pasando por la denuncia, la aventura y la fábula moral. Rodada íntegramente en portugués con los norteamericanos Martin Sheen y Rooney Mara poniendo una nota de star system interpretando a un sacerdote  y una profesora de inglés que colaboran en la favela de los protagonistas (ambos rodaron sus papeles también en portugues), puede que Trash adolezca en algunos momentos de credibilidad y que al final su tono robinhoodesco sea demasiado idílico, pero su mensaje de esperanza y del valor de la perseverancia para la lucha contra las injusticias está excelentemente planteado y lo que es mas importante, deja con muy buen sabor de boca al espectador.

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