martes, abril 19, 2016

EL HÉROE DE BERLÍN (RACE)





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Una de los relatos más apasionantes y conocidos de la historia del deporte, el del atleta norteamericano Jesse Owens (1913-1980), aún no había tenido su visión cinematográfica (aunque si la tuvo en los 80 como miniserie de TV), y por fin su significativa historia- especialmente desde el punto de vista social, político además claro está del deportivo- llega a la pantalla grande en una modesta pero sugerente e inteligente película que pone de manifiesto especialmente el sombrío pasado que vivió la comunidad afroamericana- a la que Jesse Owens pertenecía- en buena parte del siglo XX además de hacer hincapié también en todo el esfuerzo que tuvo que hacer un deportista negro para llegar a ser y además ser reconocido como el mejor sportman de su país en una sociedad norteamericana que en los años 30 aún consideraba a las personas de raza negra como ciudadanos de segunda. Los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, en pleno auge del nazismo, y en donde Owens alcanzó la gloria en forma de cuatro medallas de oro ante la atónita mirada de Hitler y del nazismo en general, es el entorno principal en el que se desarrolla esta honesta película que fluye con versatilidad entre el drama, la crónica de superación, el testimonio socio-histórico, y pro supuesto, la épica que siempre va asociada a las historias enmarcadas en el mundo del deporte.

Muy bien ambientada tanto en el mundo universitario de Ohio de los años 30 (en donde Jesse dio sus primeros pasos serios como atleta) como en el Berlín de III Reich, el filme no abusa de los tópicos del biopic - en realidad solo asistimos a tres años de la vida de Owens, de 1933 a 1936-  y sabe retratar muy bien tanto la repercusión social de la gesta de Owens y todo lo que significó para la sociedad norteamericana y  especialmente para los afroamericanos como todo el viciado y siniestro ambiente que se vivió alrededor de unos Juegos Olímpicos diseñados para glorificar a la raza aria y ridiculizar a las “razas inferiores” y servir como estandarte propagandístico internacional del nazismo, llegando a condicionar los parámetros en los que se insertó la participación de EEUU en dichos juegos. Todos esos vergonzantes e históricos momentos están muy bien recogidos en el filme con escenas conseguidas y casi memorables como también lo resultan las escenas deportivas, muy bien filmadas y aunque se huya recurrido presumiblemente a la tecnología digital. El desconocido canadiense Stephan James está bastante creíble como Jesse Owens y el resto del reparto cumple con creces incluidas las interpretaciones de varios personajes históricos como el entonces presidente del Comité Olímpico Estadounidense y futuro presidente del COI Avery Brundage (Jeremy Irons), el otro hombre fuerte del Comité americano Jeremiah Mahoney (William Hurt), el ministro de propaganda nazi y presidente del comité organizador de los Juegos Joseph Goebbels (Barnaby Metschurat) y la ínclita cineasta oficial del nazismo Leni Riefenstahl (Carice Van Houten)- nunca tendremos claro la postura final de esta mujer ante el régimen nazi- que tiene su parcela de protagonismo en este filme. Puede que el guión adolezca de verdadera emoción y que no se haya explorado demasiado en la figura del atleta, pero escenas como la del final del filme (que vienen a ilustrar lo paradójico e hipócrita de la situación que vivió el deportista en su propio país por su condición racial) confirman que la película cumple con sus objetivos de crónica de un pasado oscuro en la historia norteamericana.  

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