jueves, febrero 09, 2017

MANCHESTER FRENTE AL MAR (MANCHESTER BY THE SEA)




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Cine independiente con hechuras mainstream o como hacer una gran película que convencerá y entusiasmará a un amplio público saliéndose aunque sea levemente de las convenciones comerciales del drama y muy posiblemente con su cuota de triunfo en la ceremonia de los Oscar. Kenneth Lonergan, guionista de amplia trayectoria y director de solo unos pocos pero significativos filmes (a parte de este, Puedes contar conmigo y Margaret) consigue una de las mejores y más emotivas películas estrenadas en EEUU en 2016 partiendo de que una importante premisa para lograr un drama redondo es que el espectador se identifique con los personajes, a tal efecto la película tiene como protagonistas a gente normal de la clase media-baja norteamericana con problemas más bien grandes desde el punto de vista de la vida real pero que en cualquier otra película sencillamente no funcionarían. Y es que la mayor virtud de Manchester by the sea es haber encontrado el equilibrio perfecto entre el drama y la cotidianeidad sin renunciar a la hondura psicológica y el análisis de los efectos devastadores del desatino el las relaciones interpersonales, ya que básicamente la historia esta estructurada en las (tortuosas) relaciones entre sus personajes con el protagonista, el modesto trabajador de Massachussets Lee Chandler (Casey Affleck, mucho más que un “hermano de”) como vértice.            

Lee, un cuarentañero que trabaja de conserje en un bloque de edificios de Manchester, Massachussets, recibe la noticia de la muerte por infarto de su hermano mayor Joe (Kyle Chandler, curiosa la coincidencia del apellido del actor y el personaje) con el que tenía una estrecha relación tras haber sufrido ambos reveses en su vida conyugal. Por deseo de Joe, Lee deberá hacerse cargo como tutor de su sobrino de 16 años Patrick (Lucas Hedges) y deberá gestionar la embarcación deportiva de Joe con la que los dos hermanos y el chaval pasaron entrañables momentos. Sin embargo, Lee, un hombre dubitativo y de errático comportamiento no está muy cómodo con su nueva responsabilidad pese al afecto que le profesa a su sobrino; mediante flashbacks conoceremos las razones del carácter de Lee y su incómodo posicionamiento ante la vida. Dramas personales crudos y duros y problemas de diverso calado van desfilando por una historia en donde los personajes simple y llanamente luchan por su felicidad en entornos donde por diversas causas esto es muy problemático y difícil. Al final, resulta sencillo identificarse con los todo lo que se nos presenta en este filme, en donde  siempre con la emoción contenida la esperanza trata de abrirse paso. Una película cien por cien aconsejable que demuestra que aún hay directores como Kenneth Lonergan dispuestos a hacer que el cine norteamericano aún pueda sorprendernos… y emocionarnos

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